Me llamo Jesús Suárez y aquí recopilo los artículos que he escrito en los últimos años en la prensa local de León. Un discreto y modesto espacio abierto a la comunicación y al debate. Sed bienvenidos.Y nos vemos el sábado en "El Mundo de León"
31 de octubre de 2010
Facturas en la sombra
La primera objeción al sistema se centra en los cálculos para llegar a dicho coste. Alguno puede pensar que son unos pésimos gestores, cuando les salen las cataratas a un precio de cirugía maxilofacial. Pero es posible que en la factura se incluyen lo que podríamos llamar gastos generales: el salario del Consejero, la campaña de promoción, la pensión de Chaves, etc. Y todos sabemos además que, cuando se paga con dinero público, los precios suben. Por eso algunos Ayuntamientos han optado decididamente por no pagar, y así resulta una ganga. Son unos linces de la economía, vamos.
La segunda cuestión que planteo es la perversión intrínseca de esta estrategia publicitaria. Seamos serios, a mí la Consejería de turno no me regala nada, simplemente administra nuestros tributos y unos resultan más beneficiados que otros. Por eso aconsejo al ciudadano que, cuando le endosen la factura-broma, les hagan llegar las declaraciones de la renta de los últimos años, un resumen del IVA que ha soportado o lo que se ha gastado en las diversas tasas, cotizaciones y demás gravámenes que nos han ido acompañando a lo largo de nuestra existencia.
Es posible que el ejemplo se extienda. Llegará el día en que nos pasen una factura en la sombra por pasear por las calles o por disfrutar de una puesta de sol. Incluso el avispado político nos espetará algo así como ‘¿usted sabe lo que cuesta mantener todo esto? Además no tiene que pagarla, solo quiero que me vote’.
25 de octubre de 2010
El circuito
La noticia ha sentado bastante mal, con toda la razón, en La Bañeza. En esta localidad existe una gran tradición motera y, desde hace más de 50 años, organizan carreras en circuito urbano, según recordaba José Luis Falagán, Presidente del Moto Club Bañezano. En La Bañeza llevan 30 años reivindicando un circuito permanente que no llega y, de repente, en un alarde de prestidigitación, la Junta se inventa otro circuito. Dentro de unos días nos dirán que, lógicamente, ambos proyectos son compatibles. Ésta debe ser la estrategia: cuatro aeropuertos en la Comunidad, dos circuitos en León, un Polígono en cada pueblo, y así hasta el infinito.
Parece lógico, y yo de motos sólo sé que tienen dos ruedas, que, si existe una iniciativa en marcha en La Bañeza, con gran respaldo popular y un decidido compromiso del Ayuntamiento, se agrupen esfuerzos en esa dirección y que, desde las Administraciones, se destinen recursos que vayan más allá de lo testimonial. Y, apunto, La Bañeza tiene a su favor dos indudables ventajas: una buena localización y un fácil acceso a las grandes vías de comunicación. Porque, la verdad, no me imagino a Fernando Alonso en la Plaza de Lazúrtegui preguntando a un uniformado desde su Ferrari: ¿Oiga, para Igüeña?
18 de octubre de 2010
Aeropuerto 2010
No voy a repetir lo que he escuchado esta semana sobre si es mucho aeropuerto para tan poco avión y que caben todos los pasajeros de Castilla y León. Tampoco voy a reparar en el consumado arte del escaqueo entre las instancias políticas, que se pasan la papeleta una a otra. Sólo quiero fijarme en un punto que percibo ligeramente oscuro, y es si las Administraciones tienen que subvencionar a las aerolíneas o no.
Partiremos de dos premisas. La primera, que las compañías aéreas van donde obtienen beneficios, aspecto básico en la economía de mercado. La segunda, que en León somos muy pocos y es complicado atraer viajeros. Sobre todo cuando existen otros tres aeropuertos en la Comunidad y otro en Asturias. Luego la única fórmula de que existan vuelos es subvencionando parte del billete. Y me pregunto si resulta lógico financiar, con los impuestos de todos, los viajes de algunos. Quizás sería más razonable bajar los impuestos y que nos gastáramos nuestro dinero en vuelos o en cañas, según nuestro libre albedrío.
Pero esta idea choca con una de las constantes del político, que es decidir –ellos- en qué hay que gastarse el dinero –de todos-. No sé si porque nos ven como unos irresponsables o porque piensan que somos unos manirrotos, o si se creen más listos que nadie. Presiento alguna mente preclara que, desde su habitáculo administrativo, ya está diseñando dónde nos podremos ir en avión. Es que no se nos puede dejar solos.
11 de octubre de 2010
El turismo y sus interrogantes
Nadie niega que el turismo es un potente motor de la economía moderna, y así en León lo seguimos viendo como la gran esperanza blanca para engancharnos al tren de la modernidad, frente a la agonía de la minería, el olvido de la agricultura, el abandono de la ganadería y la inexistencia de una industria digna de este nombre. Pero el turismo no deja de plantear serios e inquietantes interrogantes, algunos de orden material y otros que lindan casi con lo metafísico.
La primera pregunta que uno se plantea es si no estamos creando otra burbuja, similar a la inmobiliaria. ¿Alguien ha pensado que pasaría si un día los visitantes dejaran de venir, atraídos por destinos que pueden ofrecer lo mismo que España a precios más ventajosos? Parece claro que no tenemos un plan B y vivimos en la ilusión de que todo durará para siempre, de la misma forma que pensamos que podíamos estar colocando ladrillos hasta el infinito y más allá.
Y la segunda cuestión afecta a nuestras propias señas de identidad. Me temo que el turismo no sólo modifica la fisonomía de nuestra costas sino también nuestra misma naturaleza. Aquí, en el Sur de Gran Canaria, donde las cartas de los restaurantes se escriben en alemán, uno duda si se encuentra en España o en Baviera, salvo por ese pequeño detalle llamado Sol. Quizás, en unas décadas, los españoles acabaremos como los guanches, los aborígenes de estas islas, convertidos en un elemento decorativo para vender suvenirs. O puede que a algún listo se le ocurra montar un Parque Temático –Spanienland o algo semejante- para recreo y diversión de los bárbaros del Norte.
La huelga de Gila
Casi todos, excepto los convocantes, coinciden en que la huelga general ha sido un paro de baja intensidad, y ni siquiera UGT y Comisiones confían en que el Gobierno rectifique su política. Hay temas diversos para el debate, si los sindicatos han quedo debilitados, si la huelga general es un mecanismo correcto de presión social, si son necesarios los piquetes en la sociedad del conocimiento, etc. Pero resumiría diciendo que la huelga ha sido un ‘puro teatro, estudiado simulacro’, como cantaba la Lupe con su desgarrada voz. A los organizadores les preocupa más que el Corte Inglés cierre unos minutos de forma simbólica (y que Laura Pastoriza, con su demostrado talento, lo saque muy bonito en leonoticias) que el seguimiento real del paro. Es como la huelga de Gila, vamos.
Otro aspecto curioso es que, para los sindicatos, el malo de la película no es el Gobierno, sino los mercados financieros, que dominan a Zapatero y se apoderan de su voluntad, forzándole a tomar decisiones que no quiere. No sé si Méndez y Toxo se imaginan a unos tipos gordos con chistera fumándose unos habanos mientras cavilan de qué artera manera pueden recortar sus derechos a los españoles, pero esa visión es surrealista. Los mercados no son las huestes de Darth Vader, sino los que prestan el dinero con el que España cubre su déficit, y quieren algunas garantías. Por ejemplo, que no haya más parados que trabajadores, porque entonces lo van a tener crudo para cobrar. Asunto distinto es que la reforma solucione algo; sé que me repito, pero el fondo del problema no es el precio del despido sino el coste del empleo.
Y en León, ha quedado demostrado, nos preocupa mucho más el futuro de la minería que la reforma laboral.
26 de septiembre de 2010
El huelgón
El disparate de la ‘huelga de abuelos’ demuestra que lo que pretenden los sindicatos es hacer una demostración de fuerza y paralizar el país. No me parece mal, y vaya por delante que estamos ante un derecho fundamental. Pero, siendo serios, todos sabemos que el éxito de la huelga dependerá de la actuación de los ‘piquetes informativos’ (brillante eufemismo, qué duda cabe) y de la mayor o menor complacencia del Gobierno. Es decir, del esfuerzo que haga para garantizar otro derecho fundamental, el de aquéllos que quieren trabajar. Me da la impresión que vivimos un cierto teatro: los Sindicatos quieren cubrir el expediente y Zapatero tenerlos más o menos calmados.
A mucha gente, además, los motivos de la huelga ni le afectan. A un parado, que se rebaje el coste del despido a 33 días le importa un bledo, lo que quiere es trabajar y tener un salario digno. Y más quisiera el autónomo, a quien el piquete ‘informa y asesora’ para que su comercio o su bar se sumen a la huelga, que le indemnizaran cuando las pérdidas le fuerzan a cerrar el negocio.
Porque la huelga, en definitiva, lo único que hace es empobrecer aún más el país. En la formulación marxista la huelga no sólo es un instrumento de lucha, sino un medio de recobrar la plusvalía, el sobrevalor que genera el trabajo y que acumula el capitalista. Pero, en un panorama de empresas en pérdidas y sectores improductivos, no veo muchas plusvalías que rescatar.
Termino ya porque mi suegra me acaba de enviar un burofax con la última oferta: el transporte de los niños al cole se incluye en los servicios mínimos, pero que me busque la vida para llevar a mi hijo Andrés al oftalmólogo. Sólo me falta ver a Paco, mi suegro, en un piquete. La tensión se masca en el ambiente.
19 de septiembre de 2010
¿Dónde está Indiana?
Indiana y yo nos hemos hecho mayores, cada uno a su manera. Él se casó con Ally McBeal y yo con una chica de la Montaña Oriental; él se ha puesto pendiente y yo un tatuaje con el nombre de mis hijos. Pero, desde que me enteré que Fomento quiere sepultar parte de las ruinas de Lancia para hacer la Autovía a Valladolid espero ansioso su regreso para que ponga a Pepiño el Terrible en su sitio.
Ni yo, ni los más de ocho mil internautas que desde Internet apoyan que se respete Lancia, estamos en contra del progreso. Pero las carreteras no deben hacerse a costa de destruir nuestra historia. El yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural hace más de diez años, vive en el más absoluto de los olvidos, pero los datos indican que estamos ante restos de gran valor arqueológico, una antigua ciudad romana que llegó a tener más de treinta mil habitantes. Sin embargo, a ninguna Administración le ha parecido una prioridad ocuparse de ella. Lo terrible de todo es que, si se ejecuta la Autovía como está proyectada, una parte de nuestro pasado quedará, de forma irreversible, enterrado para siempre.
Uno se hace preguntas. Por qué se eligió ese trazado para la A-60, por qué nunca se ha dedicado tiempo y dinero a investigar las ruinas, por qué a nuestros representantes todo esto les importa un comino. No se percatan que, incluso desde un punto de vista económico, estamos ante un recurso turístico excepcional. Con bastante menos en cualquier parte del mundo te montan un Parque Temático.
Pero, desgraciadamente, la Historia -y Lancia es parte de nuestra Historia- no vota en las elecciones. Mi única esperanza es Indiana.
12 de septiembre de 2010
Candidatos
Pero esos extraños movimientos no sólo suceden al otro lado del Manzanal sino que en León, al parecer, el Partido Popular anda buscando desesperadamente el candidato de oro que pueda aglutinar sus huestes de cara a los comicios municipales del año 2011. Ayer mismo Nuria Alonso preguntaba lúcidamente en estas páginas si es que no existían afiliados en el PP que pudieran asumir ese papel. Pero a nadie se le escapa que el mejor candidato que pueden presentar, y el de mayores posibilidades de éxito, tiene nombre y apellido y se llama Cecilio Vallejo. Alguien que despierta simpatías (es decir, votos) incluso en ciudadanos ideológicamente alejados del PP, la tierra de nadie donde se ganan las elecciones.
Otra historia distinta es que, con tal de excluir de la carrera electoral a Vallejo la cúpula del PP -esto es una metáfora- sea capaz de resucitar a Kennedy. Pero los experimentos pueden tener resultados insospechados y, con frecuencia, peligrosos. Aconsejo la lectura del Frankenstein de Mary Shelley. Y, como interpela el Monstruo, Robert de Niro, al Doctor Frankenstein en la película de Kenneth Brannagh: ‘¿meditaste alguna vez sobre las consecuencias de tu acción?
6 de septiembre de 2010
Un tranvía con vida propia
Se me ocurre la hipótesis de que el tranvía, por algún hechizo misterioso, ha tomado vida propia y consigue apoderarse de las voluntades de los ciudadanos y alterar sus comportamientos. Es decir, como las espadas legendarias que aparecen en las Memorias de Idhún, el libro de Laura Gallego que estoy leyendo por recomendación de mi hija Julia.
Y hay un tema de importancia que conviene precisar. Los defensores del tranvía pregonan que, si no se ejecuta, perdemos los fondos con los que contribuye el Gobierno. Pero el argumento es falso: si el Gobierno aporta 70 y los leoneses el resto hasta 150, nos sigue costando dinero algo que no necesitamos, y eso con independencia de que hay que sufragar el mantenimiento y arrasar Santo Domingo. Es lo que se conoce como la teoría de la subvención de lo inútil o la rebaja del producto superfluo. Como me pagan la mitad de algo lo compro, aunque no lo necesite. Es como si me voy a las rebajas y me endosan un aparato para cazar leones en Las Médulas, aunque en Las Médulas no haya leones pero, claro, estaba a mitad de precio y no podía dejar pasar esta oportunidad de adquirir el artefacto.
Me temo que lo próximo que nos dirán desde el Ayuntamiento es que Herrera se ha aliado con Ashram el Nigromante (uno de los villanos de Memorias de Idhún) para dinamitar el Titanic ese de la Azucarera conocido como Palacio de Congresos. Es que son muy malos, y nos tienen envidia.
30 de agosto de 2010
El arte del regate
Allá por el mes de mayo el Ministro anunciaba un recorte brutal de 6.400 millones de euros en el Plan de Infraestructuras y, según avanzaban las semanas, se iban suspendiendo licitaciones y paralizando obras. En el futuro nos encontraremos con trozos de carreteras cuya ejecución quedó detenida en el tiempo, invadidas por la vegetación en medio de ninguna parte. Quizás reparemos en alguna excavadora abandonada, como resto arqueológico de los tiempos del cemento. Más o menos como Macondo, el lugar novelado por García Márquez, ‘arrasado por el viento y borrado de cualquier memoria humana’. Para que luego digan que la Naturaleza no imita al Arte.
Pero entonces llega este habilidoso delantero que es Blanco y, con un autopase, rescata primero 500 millones y luego, colándose por la banda, consigue otros 200 y –qué buen rollo- entre las obras indultadas (como los toros), se encuentran el acceso Sur a León y la León-Valladolid, conocida como Autovía del Escorial porque llevará tantos años hacerla como el unifamiliar que construyó Felipe II.
En toda esta historia se echa en falta algo de rigor. O las obras son necesarias, y entonces hay que hacerlas aunque nos endeudemos, o no lo son, y entonces me pregunto por qué a alguien se le ocurrió la idea, como no sea para salir en las fotos o satisfacer el voraz apetito de las constructoras. Habrá que marcar prioridades, y a nadie se le escapa que la llegada de la Alta Velocidad es más importante que la reapertura del Ferrocarril ‘Ruta de la Plata’. Pero cunde la sensación de que muchas infraestructuras, imprescindibles para vertebrar el territorio en Castilla y León, quedarán en el olvido. Porque aquí, como no regalamos anchoas ni somos llave para aprobar los Presupuestos, pintamos poco. Me siento como si José Blanco me hubiera hecho un caño.
25 de agosto de 2010
¿Hacienda somos todos?
Pepiño el Terrible vuelve a las andadas y, transfigurado en el gurú del nuevo modelo sostenible, pregona que hay que subir los impuestos para tener servicios de primera. La primera objeción a ese planteamiento es sencilla: lo que hay que atacar es el capítulo de gastos, que galopa cual caballo desbocado. Se me ocurre también imponer el copago en algunos servicios, no solo para recaudar algo, sino con fines de disuasión. Hay gente que vive en las salas de espera de los ambulatorios, donde no hace frío y es fácil entablar conversación.
Desde Gestha, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, se ha respondido certeramente a Blanco, y se insiste en que, antes de subir impuestos, debe combatirse la economía sumergida, que es una forma fina de llamar al fraude fiscal. No hay que aumentar la presión, hay que extenderla, para que la soportemos entre todos. Recuerdo que el año pasado Gestha publicaba un informe demoledor: la economía sumergida representa el 23 por ciento del PIB, y subiendo. No es que estemos mal en términos de conciencia fiscal, es que vamos a peor.
Un problema de fondo es que, en España, el fraude fiscal, además de anclar sus raíces en la picaresca, no está mal visto socialmente. Pero no nos engañemos: cuando un tipo no me cobra el IVA no me hace ningún favor, sino todo lo contrario, ya que mi esfuerzo fiscal sube a medida que el suyo se acerca a cero. Y él disfruta de las mismas carreteras que yo. El defraudador debe ser visto como un delincuente, no como un listo o como un nuevo Robin Hood. Por cierto, yo creo que el arquero de Sherwood no robaba a los ricos para dárselo a los pobres, sino para impresionar a Lady Marian. Y no pagaba impuestos porque, como era un proscrito, no iba a la sanidad pública a curarse las heridas sufridas en sus combates con los esbirros del Príncipe Juan. Un tipo coherente.
Regreso al blog
7 de junio de 2010
La pirámide de Fernández
Hay argumentos que no dejan de sorprenderme. Uno es que, si prescindimos del tranvía, perdemos los 70 millones de euros que aporta FEVE. Pero nadie me ha dicho quién va a pagar el resto, hasta los 150, que cuesta la broma. Y qué sucede con el mantenimiento. Ahí surge otro postulado mágico desde el Ayuntamiento, y es que el tranvía en León es viable, aunque sea deficitario. Con esa tesis también es viable construir una Pirámide en Santo Domingo o el Coloso de Rodas en medio del río Bernesga. Y entonces sí que seríamos la envidia del orbe entero.
A mí me siguen sin salir los números. El Alcalde y su séquito acudieron a Vitoria para enterarse de cómo funciona allí el tranvía. Les podían informar por correo electrónico pero ellos, supongo, valoran el contacto humano. Y les dijeron que en Vitoria, con 235.661 habitantes, lo utilizan 4 millones y medio de viajeros al año. Pues aquí calculamos 9 millones, y sólo somos 127.621 habitantes. Tienen un serio problema con las matemáticas. Sin olvidar que el término municipal de Vitoria es siete veces más extenso que el de León.
El tranvía arrasará la Plaza de Santo Domingo, que se remodelará por el módico precio de 4,6 millones de euros. ¿Quien dijo crisis? Menos mal que la Catedral no queda en la ruta del juguete porque se la llevaría por delante. ¿Para qué queremos gótico teniendo tranvía? Que en tiempos de ajuste la opción elegida sea el tranvía más que una irresponsabilidad política me parece un delirio.
3 de marzo de 2010
El referéndum
Pero el experimento arroja interesantes conclusiones. Ciertamente el resultado fue abrumador a favor de la autodeterminación pero la participación se situó en un raquítico 41 por ciento del presunto censo. Es decir, a más de la mitad de la población les importa un comino, que diría Clark Gable, el rollo ese de la soberanía de Cataluña con el que nos marean un día sí y otro también. Y un ciudadano comentaba en televisión que había votado que sí porque la consulta no iba en serio, que en otro caso no sabría cuál habría sido el sentido de su voto. Acabáramos: no sabían como entretenerse el domingo y entre un concurso de sardanas o un referéndum para independizarse les parecía esto último mucho más llamativo.
Y la pasada semana los políticos del tripartito catalán manifestaban su indignación porque, con ocasión de la ofrenda floral de la Diada, un grupo de ciudadanos les habían abucheado al grito de ‘más trabajo y menos Estatut’. Los nacionalistas de vía estrecha, como muchos de nuestros políticos, no sólo no se preocupan de los asuntos que realmente interesan a los ciudadanos, como pueden ser el desempleo (la falta del mismo en realidad) o los impuestos, sino que incluso les parece mal que sus votantes les demanden soluciones a los graves problemas que padecen. Y en León, en otra escala, nos encontramos con el mismo escenario: se diría que al Ayuntamiento le parece más importante, por ejemplo, fomentar el uso del lliunés que pagar a la empresa que limpia las calles de la ciudad.
Un pequeño detalle volviendo al esperpento de Arenys. Nuestra Constitución ni recoge ni permite este supuesto derecho de autodeterminación ni mucho menos la independencia de Cataluña. Así que hacer una consulta de ese tipo me parece tan banal como promover un referéndum para abolir la ley de la gravedad o la segunda ley de la termodinámica.
19 de septiembre de 2009
Romería en Rodiezmo
Este año se esperaba con cierta ansiedad la intervención de Zapatero, confiando en que arrojara alguna luz sobre el negro futuro del carbón, que se apila en la provincia mientras las centrales adquieren mineral de importación o compran gas argelino. Pero la polémica de la semana ha venido por la imagen de los socialistas entonando La Internacional con el puño en alto. Una vez más, la anécdota se impone a la sustancia.
A mí particularmente me resultaba tan anacrónico como enternecedor ver a Leire Pajín y a Bibiana Aído en su papel de jovencitas que juegan a hacer la revolución. Me recuerdan vagamente al Pijoaparte, el protagonista de ‘Última Tardes con Teresa’, ese chico ambicioso que se hace pasar por activista de izquierdas para seducir a la niña bien que va de contestataria. Queda un poco fuerte verlas cantar aquello de ‘arriba los pobres del mundo, en pies los esclavos sin pan’, como si fueran mileuristas, pero cada uno busca la felicidad a su manera. Pero sí es descorazonador que el Gobierno piense que ser socialista consiste, hoy en día, en subir impuestos para pagar subsidios. Lo que quieren los parados son empleos, no subsidios, y precisamente desde la izquierda siempre se ha reivindicado la importancia del trabajo. Pero estamos abocados a una sociedad en la que el horizonte vital de muchos se limita a recibir prestaciones de la ubre del Estado.
El Gobierno anuncia subidas fiscales para mantener la protección social hasta que llegue la recuperación económica. Dicen que ven la luz al final del túnel, aunque me temo que son los focos de un automóvil que avanza hacia nosotros en dirección contraria. En el fondo la presión fiscal sólo se justifica por la legitimidad del gasto. La frase no es mía, se la escuché a José Borrell cuando era Secretario de Estado de Hacienda.
12 de septiembre de 2009
El Sur también existe
Cádiz es la provincia con la tasa de desempleo más alta de España pero aquí se toman las cosas de otra forma. Será el carácter, el calor o el levante, pero todo transcurre con menos bulla (que en gaditano quiere decir prisa) y mejor rollo que en tierras leonesas. Y, con razón o sin ella, no echan la culpa de la situación a nadie, mientras que en León, alimentados por un victimismo provinciano, siempre tenemos un responsable, que es Valladolid. Somos el eterno cabreado, dominados por el síndrome del enanito gruñón.
La realidad me persigue y leo en Internet unas fabulosas declaraciones de Abel Pardo, concejal de la UPL y vicepresidente del Consorcio del Aeropuerto. El leonesista afirma que León tendrá vuelos internacionales si la Junta no dinamita el proyecto. El tipo debe pensar que, cada vez que se reúne el Consejo de Gobierno de la Junta, Juan Vicente va preguntando uno a uno qué han pensado esa semana para fastidiar a los de León. Y cuando llega a Silván el Consejero sonríe y responde que va a quitarle los vuelos que Pardo negocia al más alto nivel. Seamos serios, las compañías aéreas no son las ratas de Hamelin, son empresas privadas, y como tales van donde tienen una buena oportunidad de negocio. Y lo importante serán los vuelos, no quien los traiga.
Pardo debería preocuparse, creo, de pagar a la concesionaria que recoge las basuras del Polígono de Onzonilla, ya que también preside el Consorcio que lo gestiona (en León das una patada y te sale un Consorcio). Se dice que los de Pucela nos quieren quitar las empresas, pero a mí me parece un milagro que alguna permanezca en León, exprimidas a tributos mientras que no les recogen la basura. Debemos ponernos las pilas, y nuestros políticos los primeros. En otro caso, y como dice mi hijo Andrés, que aprende gaditano a marchas forzadas, “quillo, vamos pa’ bajo”.
5 de septiembre de 2009
El turismo es un gran invento
En León, cada vez que salen las cifras del turismo, el PP y PSOE retornan a las trincheras. Mi compañero de columna, Agustín Flórez, les dedicaba el lunes su particular pase de garlopa y achacaba los malos datos a la guerra abierta entre la Diputación y el Ayuntamiento de León, tras abandonar éste el Patronato de Turismo y promover la constitución de una Sociedad Mixta. Concedemos demasiada importancia a las decisiones políticas, que en la mayor parte de los casos poco pueden hacer contra el devenir de los acontecimientos. Me parece una buena idea la creación de la Sociedad Mixta (existen casos de éxito en otros lugares), y no es incompatible con el Patronato, pero es difícil ir contra el viento de la Historia, y soplan malos vientos para el turismo.
Ahora queremos captar al turista de congresos, especie protegida que se gasta una pasta cuando llega al destino. Como en ‘Bienvenido Mr. Marshall’ queremos fingir lo que no somos para encandilar a los extranjeros. Pero mucho más importante que la promoción es cuidar el producto, o sea, la ciudad. Una de las pasarelas del Bernesga lleva fuera de servicio desde las elecciones municipales de 2.003. ¿Se imaginan que eso pasara en París, en alguno de los Puentes que cruzan el Sena, digamos el Pont des Arts? Porque el turista, aunque muchos se empeñen en verlo como un objeto de deseo (financiero), sigue siendo un ser humano que se enamora por los detalles. Tanto de las personas como de las ciudades.
29 de agosto de 2.009
Adictos a la alcachofa
En España se están poniendo de moda las ruedas de prensa sin preguntas. Es decir, llega un político, suelta el rollo que le han preparado y hasta mañana. Desde la profesión se sostiene, con razón, que estas comparecencias son una estafa al público y un modo de censura. Ciertamente, desde los tiempos de Sócrates, la búsqueda de la verdad siempre ha exigido plantear interrogantes.
En León, sin embargo, somos unos visionarios y hace tiempo que patentamos lo que podría llamarse
Las Directrices
El sábado pasado disfrutaba yo de un inmerecido descanso en Valdoré y pensaba bajar a Cistierna por dos razones. La primera para ver la ‘manifa’ contra las Directrices de Ordenación del Territorio y enterarme de qué va la cosa. La segunda, para que mi hijo Andrés se cortara el pelo. Como finalmente no teníamos hora en la ‘pelu’ (celebro el dinamismo del sector) no pude acercarme pero he investigado esta semana y alguna luz se ilumina en un recóndito lugar de mi cerebro.
Los sabios de la Junta se inventan algo llamado Montaña Cantábrica Central, que va de Guardo a La Robla. No parece lógico dar un tratamiento uniforme a dos zonas tan distintas como son la Montaña Oriental leonesa (muy despoblada, donde el 40 por ciento de su población tiene más de 60 años y la renta es el 65 por ciento de la media comunitaria) y la Montaña palentina, mucho más habitada, con una población mayor de 60 años de sólo un 28 por ciento y una renta que alcanza el 90 por ciento de la media de la Unión.
Como telón de fondo se encuentra el futuro de la Estación de San Glorio, gran esperanza blanca –nunca mejor dicho- de la Montaña Oriental, comarca que tiene el 80 por ciento de la superficie esquiable. Pero el asunto de las DOT es más grave, pues parte de diseñar unos ‘centros urbanos de referencia’ para la dotación de equipamientos y la prestación de servicios públicos. Y estos centros urbanos tienen que tener una población superior a los 5.000 habitantes, requisito que, casualmente, sólo cumplen Guardo y Aguilar de Campoo.
Si el Estado de las Autonomías fue un invento administrativo, con probada ineficiencia en tiempos de crisis, surge ahora una división subregional que va camino de ser otro engendro. Castilla y León me recuerda vagamente al Imperio Austrohúngaro, donde alguien gobernaba desde la capital sin enterarse de lo que pasaba en los confines de un Imperio muy diverso, con fronteras tan caprichosas como el vestuario de Sissi Emperatriz.
Volviendo a San Glorio se echa de menos el impulso político que, en la anterior legislatura, se hacía desde Diputación. Creo que los proyectos son buenos o malos en sí mismos, con independencia de la persona que los inicie, y las grandes iniciativas rara vez se agotan en un mandato. Pero ésta es otra historia.
15-agosto-2009
13 de agosto de 2009
Las amistades peligrosas
La conexión valenciana del caso Gürtel ha demostrado que las amistades peligrosas de un político le pueden causar un serio problema, aunque se aprecie también una voluntad deliberada de utilizar la justicia como herramienta política. A mí personalmente me parece poco ético que un político reciba maletas, trajes o pañuelos de Carolina Herrera, y la comparación con las anchoas que regala el Presidente Revilla me resulta forzada. Pero la cuestión debe dirimirse en el terreno político, no en el judicial. Es decir, lo que diga el veredicto de las urnas, hermosa frase que cito con frecuencia. Pero los partidos políticos, además de propensos a la escaramuza dialéctica, son bastante dados a enredarse en querellas, en lugar de buscar soluciones a nuestros problemas. Es su naturaleza, como el escorpión de la fábula.
Me parece más preocupante el caso de Palma (llamado el misterio de las obras sin contrato) y, sobre todo, lo del alcalde-taxista de Seseña. Según ha publicado este diario un mafioso pagó 700.000 euros al alcalde que recalificó los terrenos donde el Pocero construyó su monstruo de urbanización. Y al alcalde, muy imaginativo él, no se le ocurrió otra cosa que decir que le tocaron cinco billetes de la ONCE. Y yo, ni premios ni trajes. La envidia me consume.
El gripazo
La Ministra Jiménez, ella siempre tan aguda y pizpireta, piensa aplicar la vacuna a lo que considera grupos de riesgo: niños, embarazadas y todos aquellos que presten servicios esenciales para la comunidad. Lo de niños y embarazadas parece claro quiénes son, pero lo de ‘servicios esenciales’ no deja de ser un concepto algo indeterminado. En principio habían pensado vacunar sólo al personal sanitario pero Gabilondo, el Ministro de Educación, ha pedido que se vacune también a los profesores. Trinidad Jiménez ha dicho que tampoco podemos prescindir de ellos. Bien, pero tampoco de los bomberos, de los jueces, de los policías y, si me fuerzan, ni siquiera de los abogados.
Y así son las cosas
Walter Conkrite fallecía el pasado día 17 de julio a los 92 años. Llevaba tiempo retirado pero seguía estando en el corazón de los americanos y su ejemplo sirve de guía a los que se dedican al oficio de contar las cosas. La razón es sencilla: Walter Conkrite tenía credibilidad, la única virtud que es imprescindible en un periodista. La gente confiaba en él y en lo que decía y, por eso, sus opiniones pesaban en la sociedad. Johnson lo dijo en algún momento de su presidencia, cuando la pesadilla de Vietnam era ya una tragedia nacional: ‘si he perdido a Conkrite he perdido a la clase media norteamericana’.
Mucho han cambiado las cosas desde los años dorados de Conkrite. Hoy, una cascada de información (o de manipulación) circula por Internet a velocidad de vértigo. Hoy, muchos medios de comunicación se han convertido en plataformas al servicio de intereses empresariales muy concretos. Hoy, la publicidad institucional que soporta las cuentas de resultados de muchos diarios hace que algunos periodistas se olviden de una función que la sociedad les otorga y es ser el ojo público que vigila a la Administración. Hoy, surgen personajes que se amparan en el anonimato de la red para dedicarse, con poca picardía y menos talento, a la difamación y al chismorreo. Hoy, más que nunca, echamos de menos a profesionales como Conkrite.
No soy tan ingenuo para creer que los medios tengan que ser que ser independientes y ni siquiera objetivos. Cualquier línea editorial es perfectamente legítima y los que escribimos en los medios no estamos obligados a ser neutrales. Pero sí debe existir una clara línea divisoria entre la información, la opinión y el simple bulo. Forma parte de ese compromiso que el Tío Walter nos ha enseñado.
A contracorriente
Dicen que estamos en crisis pero hay datos que me dejan perplejo. Al parecer el precio de la vivienda ha subido en el último trimestre un 1,6 por ciento en la provincia de León, justo lo contrario que sucede en el resto de España. Igual es que se han vendido dos viviendas, pero entonces no sería un dato sino una anécdota. En todo caso está claro que somos muy distintos, y no me extraña que los iluminados de la UPL pidan la autonomía para León. Es que vamos a contracorriente.
Hablando de corrientes llegamos a las fuentes públicas. El Vicealcalde de León, el leonesista Chamorro, ocupa de forma interina el sillón municipal y hace ruedas de prensa sin cesar para que quede grabado ese mágico momento para la posteridad. Me recuerda el argumento de Dama por un día, comedia sentimental con la que el maestro Capra ilusionaba a la sociedad americana en los duros años de la Gran Depresión. Pues bien, el agudo Alcalde en funciones ha descubierto que unos desaprensivos se dedican a sabotear las fuentes públicas y va a crear una Unidad de Vigilancia de Aguas y Fuentes. Como a alguna se le ocurre meterse en el agua emulando a Anita Ekberg en La Dolce Vita directamente la detienen.
También el Vicealcalde ha anunciado que van a hacer un parque en el Ejido, en el solar de Cabeza de Vaca. No sé si le pondrán el nombre del explorador, que no le cuadra mucho a un espacio público, pero estos leonesistas se ponen estupendos con el tema histórico. Ya que están tan activos un ruego: podían cambiar la arena de la zona de juegos infantiles del Parque de San Francisco por algo un poco más limpio. Más que nada porque la arena lleva ahí desde los tiempos de la Legio VII.
Lo cierto, decía, es que este verano me resulta algo tedioso y no encuentro grandes noticias que susciten mi interés. Me pasaré por Correos a recoger la bombilla de bajo consumo que regala el Gobierno. Para iluminar las ideas, pero de forma sostenible y con poco gasto, que es lo que se lleva. En semanas como ésta hasta echo de menos a Rodríguez de Francisco.
Los dineros del Reino
También se han reunido las Diputaciones de la Comunidad para reclamar pasta. Se quejan de que tienen muchas competencias y no tienen medios para atenderlas. Lo de las Diputaciones es raro, porque las competencias impropias les encantan, hasta que llega el momento de pagarlas.
Sin embargo las Administraciones sólo se preocupan de buscar más dinero pero no de cómo gastar menos, que es lo que solemos hacer las personas ordinarias, como las familias o las empresas. Por ejemplo, el otro día mi mujer y yo tomamos un par de cañas en una terraza y nos atizaron cinco euros. Ante esa situación, con lo insufrible que se pone a veces la hostelería, quizás no sería una idea descabellada comprar un caño de cerveza y montar un botellón, aunque no tengamos edad para ello. Es decir, el camino debería estar más en el ahorro que en la reivindicación constante, porque el dinero tiene un límite y sale del mismo sitio, que es el bolsillo de los contribuyentes.
6 de julio de 2009
El poeta se despide
Por lo que le pude llegar a conocer sé que Crémer era poco amigo de ceremonias y le incomodaría la pompa y circunstancia que ha rodeado su adiós. Incluso no le haría gracia esta columna, pero me permito la licencia esperando que el maestro me perdone. Este miércoles, en el Diario de León, Susana Vergara comentaba, en un hermoso y sentido artículo, que a Crémer no le importaba lo que dijeran de él así que mejor era que callaran. Pedía que no hicieran como con Chencho, que hasta sus enemigos le escribieron. No me cabe duda de que la anécdota es cierta, pero en todo caso merecería serlo. En León tenemos la ingrata costumbre de arrinconar al vivo y ensalzarlo nada más que le recibe la tierra.
A los poetas no se les honra con aparatosas coronas funerarias o con declaraciones grandilocuentes en los medios. Sólo existe una forma de agradecer la emoción que un día nos hicieron sentir, una forma sencilla y al alcance de todos, y es abrir un libro y rescatar un poema. Yo hoy recuerdo estos versos de su Canción del Obstinado: “¡La lluvia, llamarada que se vierte! / ¡Y el vivir, apretarse a la cintura / el toro irremediable de la muerte!”
Hace algunos años la Diputación de León concedía a Crémer la Medalla de Oro de la Provincia. Con bastante humor el entonces Presidente, Javier García Prieto, se atrevía con un pareado que resumía la intensidad con que Crémer vivía la literatura: “en invierno y en verano, siempre escribe Victoriano”. Por mi parte yo me atrevo a decir que Victoriano seguirá escribiendo cada vez que un lector se asome a sus libros. Porque cada vez que leemos ese poema que nos conmueve se establece una relación especial y sentimos que sus palabras van dirigidas sólo a nosotros. Las letras impresas retornan a la vida y sentimos su presencia, como si siempre hubiera estado ahí. Porque los poetas, aunque lo parezca, nunca se despiden del todo.