7 de junio de 2010

La pirámide de Fernández

El chiste del gran Rodera lo resumía perfectamente el sábado pasado en estas páginas. Les refresco la memoria. En la viñeta aparece el Alcalde Francisco Fernández y le pregunta a un egipcio si cree que es el momento oportuno para edificar una gigantesca pirámide. El sujeto responde que recortando de aquí y de allá hasta sobre dinero, y que lo demanda la ciudadanía. El Alcalde concluye: ‘pues nada, haga, haga’. El tranvía viene a ser la pirámide del Faraón Fernández y su equipo de gobierno, dispuestos a transformar la faz de la ciudad y dejar su impronta para las generaciones futuras a cualquier precio. El Virrey Chamorro quiere desmarcarse del proyecto, pero a su manera. Proclama muy atinadamente que éste no es buen momento, pero tampoco hace nada para detener esta locura

Hay argumentos que no dejan de sorprenderme. Uno es que, si prescindimos del tranvía, perdemos los 70 millones de euros que aporta FEVE. Pero nadie me ha dicho quién va a pagar el resto, hasta los 150, que cuesta la broma. Y qué sucede con el mantenimiento. Ahí surge otro postulado mágico desde el Ayuntamiento, y es que el tranvía en León es viable, aunque sea deficitario. Con esa tesis también es viable construir una Pirámide en Santo Domingo o el Coloso de Rodas en medio del río Bernesga. Y entonces sí que seríamos la envidia del orbe entero.

A mí me siguen sin salir los números. El Alcalde y su séquito acudieron a Vitoria para enterarse de cómo funciona allí el tranvía. Les podían informar por correo electrónico pero ellos, supongo, valoran el contacto humano. Y les dijeron que en Vitoria, con 235.661 habitantes, lo utilizan 4 millones y medio de viajeros al año. Pues aquí calculamos 9 millones, y sólo somos 127.621 habitantes. Tienen un serio problema con las matemáticas. Sin olvidar que el término municipal de Vitoria es siete veces más extenso que el de León.

El tranvía arrasará la Plaza de Santo Domingo, que se remodelará por el módico precio de 4,6 millones de euros. ¿Quien dijo crisis? Menos mal que la Catedral no queda en la ruta del juguete porque se la llevaría por delante. ¿Para qué queremos gótico teniendo tranvía? Que en tiempos de ajuste la opción elegida sea el tranvía más que una irresponsabilidad política me parece un delirio.