3 de marzo de 2010

El referéndum

Los días pasan deprisa y casi nos hemos olvidado, pero el domingo pasado los ciudadanos de Arenys de Munt fueron convocados a una especie extraña de referéndum para que dijeran si querían la autodeterminación. Digo una especia de referéndum porque en nuestro país, que sigue siendo España aunque muchos se empeñen en lo contrario, las consultas populares están reguladas por Ley y son de competencia exclusiva del Estado.
Pero el experimento arroja interesantes conclusiones. Ciertamente el resultado fue abrumador a favor de la autodeterminación pero la participación se situó en un raquítico 41 por ciento del presunto censo. Es decir, a más de la mitad de la población les importa un comino, que diría Clark Gable, el rollo ese de la soberanía de Cataluña con el que nos marean un día sí y otro también. Y un ciudadano comentaba en televisión que había votado que sí porque la consulta no iba en serio, que en otro caso no sabría cuál habría sido el sentido de su voto. Acabáramos: no sabían como entretenerse el domingo y entre un concurso de sardanas o un referéndum para independizarse les parecía esto último mucho más llamativo.
Y la pasada semana los políticos del tripartito catalán manifestaban su indignación porque, con ocasión de la ofrenda floral de la Diada, un grupo de ciudadanos les habían abucheado al grito de ‘más trabajo y menos Estatut’. Los nacionalistas de vía estrecha, como muchos de nuestros políticos, no sólo no se preocupan de los asuntos que realmente interesan a los ciudadanos, como pueden ser el desempleo (la falta del mismo en realidad) o los impuestos, sino que incluso les parece mal que sus votantes les demanden soluciones a los graves problemas que padecen. Y en León, en otra escala, nos encontramos con el mismo escenario: se diría que al Ayuntamiento le parece más importante, por ejemplo, fomentar el uso del lliunés que pagar a la empresa que limpia las calles de la ciudad.
Un pequeño detalle volviendo al esperpento de Arenys. Nuestra Constitución ni recoge ni permite este supuesto derecho de autodeterminación ni mucho menos la independencia de Cataluña. Así que hacer una consulta de ese tipo me parece tan banal como promover un referéndum para abolir la ley de la gravedad o la segunda ley de la termodinámica.

19 de septiembre de 2009

Romería en Rodiezmo

Como es costumbre desde que en España gobierna Zapatero el curso político se abre en Rodiezmo el primer domingo de septiembre. Y así como en Méjico tienen a los mariachis para animar cualquier boda que se precie, aquí están los políticos como atracción estelar de la romería. En teoría se trata de una fiesta minera organizada por UGT, pero suele ser una buena ocasión para que nuestro Presidente nos sorprenda con alguna de sus legendarias ocurrencias.

Este año se esperaba con cierta ansiedad la intervención de Zapatero, confiando en que arrojara alguna luz sobre el negro futuro del carbón, que se apila en la provincia mientras las centrales adquieren mineral de importación o compran gas argelino. Pero la polémica de la semana ha venido por la imagen de los socialistas entonando La Internacional con el puño en alto. Una vez más, la anécdota se impone a la sustancia.

A mí particularmente me resultaba tan anacrónico como enternecedor ver a Leire Pajín y a Bibiana Aído en su papel de jovencitas que juegan a hacer la revolución. Me recuerdan vagamente al Pijoaparte, el protagonista de ‘Última Tardes con Teresa’, ese chico ambicioso que se hace pasar por activista de izquierdas para seducir a la niña bien que va de contestataria. Queda un poco fuerte verlas cantar aquello de ‘arriba los pobres del mundo, en pies los esclavos sin pan’, como si fueran mileuristas, pero cada uno busca la felicidad a su manera. Pero sí es descorazonador que el Gobierno piense que ser socialista consiste, hoy en día, en subir impuestos para pagar subsidios. Lo que quieren los parados son empleos, no subsidios, y precisamente desde la izquierda siempre se ha reivindicado la importancia del trabajo. Pero estamos abocados a una sociedad en la que el horizonte vital de muchos se limita a recibir prestaciones de la ubre del Estado.


El Gobierno anuncia subidas fiscales para mantener la protección social hasta que llegue la recuperación económica. Dicen que ven la luz al final del túnel, aunque me temo que son los focos de un automóvil que avanza hacia nosotros en dirección contraria. En el fondo la presión fiscal sólo se justifica por la legitimidad del gasto. La frase no es mía, se la escuché a José Borrell cuando era Secretario de Estado de Hacienda.

12 de septiembre de 2009

El Sur también existe

Tal día como hoy me encuentro de vacaciones en Conil de la Frontera, provincia de Cádiz, descubriendo, como en el hermoso verso de Benedetti, que el Sur también existe. Cuando uno viaja se percata de la poca trascendencia de las guerras intestinas (o intestinales) en las que consumimos el tiempo y las energías los leoneses, sea sobre la privatización del agua, la promoción turística o la ubicación del Rastro.

Cádiz es la provincia con la tasa de desempleo más alta de España pero aquí se toman las cosas de otra forma. Será el carácter, el calor o el levante, pero todo transcurre con menos bulla (que en gaditano quiere decir prisa) y mejor rollo que en tierras leonesas. Y, con razón o sin ella, no echan la culpa de la situación a nadie, mientras que en León, alimentados por un victimismo provinciano, siempre tenemos un responsable, que es Valladolid. Somos el eterno cabreado, dominados por el síndrome del enanito gruñón.

La realidad me persigue y leo en Internet unas fabulosas declaraciones de Abel Pardo, concejal de la UPL y vicepresidente del Consorcio del Aeropuerto. El leonesista afirma que León tendrá vuelos internacionales si la Junta no dinamita el proyecto. El tipo debe pensar que, cada vez que se reúne el Consejo de Gobierno de la Junta, Juan Vicente va preguntando uno a uno qué han pensado esa semana para fastidiar a los de León. Y cuando llega a Silván el Consejero sonríe y responde que va a quitarle los vuelos que Pardo negocia al más alto nivel. Seamos serios, las compañías aéreas no son las ratas de Hamelin, son empresas privadas, y como tales van donde tienen una buena oportunidad de negocio. Y lo importante serán los vuelos, no quien los traiga.

Pardo debería preocuparse, creo, de pagar a la concesionaria que recoge las basuras del Polígono de Onzonilla, ya que también preside el Consorcio que lo gestiona (en León das una patada y te sale un Consorcio). Se dice que los de Pucela nos quieren quitar las empresas, pero a mí me parece un milagro que alguna permanezca en León, exprimidas a tributos mientras que no les recogen la basura. Debemos ponernos las pilas, y nuestros políticos los primeros. En otro caso, y como dice mi hijo Andrés, que aprende gaditano a marchas forzadas, “quillo, vamos pa’ bajo”.

5 de septiembre de 2009

El turismo es un gran invento

Lo decía Paco Martínez Soria, y la realidad confirma el augurio de ese incono de la astracanada. Muchos lo ven como la gran esperanza, imagino que los mismos que gritaban felices cuando el ladrillo tiraba cual caballo desbocado de nuestra economía. El turismo y la construcción son dos actividades peculiares. En principio producen bienes que no se pueden exportar. Si así fuera, más de uno enviaba en un contenedor al Lejano Oriente alguna de esas promociones que languidecen en La Lastra. Generan, además, importantes beneficios, ríos de dinero en los que participan los Ayuntamientos, el Estado, la SGAE, etc., y que engrasan todo el sistema. Y aquí nadie se acuerda de la industria, o de la agricultura, hasta que estalla la burbuja y los turistas eligen destinos más económicos.

En León, cada vez que salen las cifras del turismo, el PP y PSOE retornan a las trincheras. Mi compañero de columna, Agustín Flórez, les dedicaba el lunes su particular pase de garlopa y achacaba los malos datos a la guerra abierta entre la Diputación y el Ayuntamiento de León, tras abandonar éste el Patronato de Turismo y promover la constitución de una Sociedad Mixta. Concedemos demasiada importancia a las decisiones políticas, que en la mayor parte de los casos poco pueden hacer contra el devenir de los acontecimientos. Me parece una buena idea la creación de la Sociedad Mixta (existen casos de éxito en otros lugares), y no es incompatible con el Patronato, pero es difícil ir contra el viento de la Historia, y soplan malos vientos para el turismo.

Ahora queremos captar al turista de congresos, especie protegida que se gasta una pasta cuando llega al destino. Como en ‘Bienvenido Mr. Marshall’ queremos fingir lo que no somos para encandilar a los extranjeros. Pero mucho más importante que la promoción es cuidar el producto, o sea, la ciudad. Una de las pasarelas del Bernesga lleva fuera de servicio desde las elecciones municipales de 2.003. ¿Se imaginan que eso pasara en París, en alguno de los Puentes que cruzan el Sena, digamos el Pont des Arts? Porque el turista, aunque muchos se empeñen en verlo como un objeto de deseo (financiero), sigue siendo un ser humano que se enamora por los detalles. Tanto de las personas como de las ciudades.

29 de agosto de 2.009

Adictos a la alcachofa

En España se están poniendo de moda las ruedas de prensa sin preguntas. Es decir, llega un político, suelta el rollo que le han preparado y hasta mañana. Desde la profesión se sostiene, con razón, que estas comparecencias son una estafa al público y un modo de censura. Ciertamente, desde los tiempos de Sócrates, la búsqueda de la verdad siempre ha exigido plantear interrogantes.

En León, sin embargo, somos unos visionarios y hace tiempo que patentamos lo que podría llamarse la Rueda de Prensa Intrascendente. Me deja anonadado la facilidad que tenemos para montar una rueda de prensa. Que el Ayuntamiento va a arreglar un parque, pues convocatoria de medios. Que la Diputación ha comprado dos quitanieves, otra para presentarlos en sociedad. Acontecimientos, todos, de trascendencia planetaria. Lo hacen todas las instituciones y partidos y así tenemos a los periodistas que van haciendo la ronda, como si fueran de cañas, solo que escuchar a nuestros dirigentes resulta algo más aburrido.

No sé quién es el responsable. No desde luego el periodista, que va donde le convocan y bastante tiene con poder estacionar en esta ciudad donde según avanzan las obras del Plan E se evaporan las plazas de aparcamiento. Algunos piensan que la culpa es de los Gabinetes de Comunicación que se han creído aquella tontería que decía MacLuhan de que el medio es el mensaje. Pero me inclino a pensar que todo reside en la configuración genética de nuestros políticos, que se pierden por un micrófono. Es decir, son adictos a la alcachofa, vampiros que necesitan la rueda de prensa para sobrevivir. En el fondo, viven tan alejados de la realidad que no se creen lo que hacen hasta que no lo cuentan delante de los medios.

Lo mejor de todo es cuando el convocante de la rueda de prensa se extraña de que nadie le pida ninguna aclaratoria sobre los trascendentales temas allí tratados. ¿Qué quieren que les pregunten? ¿Van a pintar los bancos en tonos fucsia o cuánto consumen los quitanieves? Porque si al aguerrido reportero se le ocurre preguntar sobre los asuntos que realmente preocupan a la ciudadanía (la subida del IBI o las oposiciones de la Dipu, por ejemplo) el interpelado responde que hoy no toca, que han venido a hablar de su libro, como decía Umbral.

22-08-2009


Las Directrices

El sábado pasado disfrutaba yo de un inmerecido descanso en Valdoré y pensaba bajar a Cistierna por dos razones. La primera para ver la ‘manifa’ contra las Directrices de Ordenación del Territorio y enterarme de qué va la cosa. La segunda, para que mi hijo Andrés se cortara el pelo. Como finalmente no teníamos hora en la ‘pelu’ (celebro el dinamismo del sector) no pude acercarme pero he investigado esta semana y alguna luz se ilumina en un recóndito lugar de mi cerebro.

Los sabios de la Junta se inventan algo llamado Montaña Cantábrica Central, que va de Guardo a La Robla. No parece lógico dar un tratamiento uniforme a dos zonas tan distintas como son la Montaña Oriental leonesa (muy despoblada, donde el 40 por ciento de su población tiene más de 60 años y la renta es el 65 por ciento de la media comunitaria) y la Montaña palentina, mucho más habitada, con una población mayor de 60 años de sólo un 28 por ciento y una renta que alcanza el 90 por ciento de la media de la Unión.

Como telón de fondo se encuentra el futuro de la Estación de San Glorio, gran esperanza blanca –nunca mejor dicho- de la Montaña Oriental, comarca que tiene el 80 por ciento de la superficie esquiable. Pero el asunto de las DOT es más grave, pues parte de diseñar unos ‘centros urbanos de referencia’ para la dotación de equipamientos y la prestación de servicios públicos. Y estos centros urbanos tienen que tener una población superior a los 5.000 habitantes, requisito que, casualmente, sólo cumplen Guardo y Aguilar de Campoo.

Si el Estado de las Autonomías fue un invento administrativo, con probada ineficiencia en tiempos de crisis, surge ahora una división subregional que va camino de ser otro engendro. Castilla y León me recuerda vagamente al Imperio Austrohúngaro, donde alguien gobernaba desde la capital sin enterarse de lo que pasaba en los confines de un Imperio muy diverso, con fronteras tan caprichosas como el vestuario de Sissi Emperatriz.

Volviendo a San Glorio se echa de menos el impulso político que, en la anterior legislatura, se hacía desde Diputación. Creo que los proyectos son buenos o malos en sí mismos, con independencia de la persona que los inicie, y las grandes iniciativas rara vez se agotan en un mandato. Pero ésta es otra historia.

15-agosto-2009