13 de agosto de 2009

Las amistades peligrosas

La noticia de la semana es que el TSJ de Valencia, por decisión dividida como en el boxeo, exculpaba al Presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y a otros políticos del PP porque –al parecer- no ha existido una relación directa entre los supuestos regalos y la conducta de los funcionarios o autoridades. Lo que más gracia me ha hecho del Auto es cuando dice que ‘hay entender excluidos del delito de cohecho aquéllas entregas que por su insignificante cuantía o moderación, no sean objetivamente adecuadas para motivar al funcionario a actuar, o que vengan amparadas por los usos sociales’. Es decir, regalar trajes de 900 o maletas de 1.000 euros es insignificante, lo mismo que invitar a un café. Verdaderamente, los políticos y algunos jueces viven en una realidad paralela a la del resto de los mortales. O quizás asistimos a la eclosión de una nueva especie de mileuristas, no porque ganen mil euros al mes, sino porque les regalan objetos que rondan ese precio.

La conexión valenciana del caso Gürtel ha demostrado que las amistades peligrosas de un político le pueden causar un serio problema, aunque se aprecie también una voluntad deliberada de utilizar la justicia como herramienta política. A mí personalmente me parece poco ético que un político reciba maletas, trajes o pañuelos de Carolina Herrera, y la comparación con las anchoas que regala el Presidente Revilla me resulta forzada. Pero la cuestión debe dirimirse en el terreno político, no en el judicial. Es decir, lo que diga el veredicto de las urnas, hermosa frase que cito con frecuencia. Pero los partidos políticos, además de propensos a la escaramuza dialéctica, son bastante dados a enredarse en querellas, en lugar de buscar soluciones a nuestros problemas. Es su naturaleza, como el escorpión de la fábula.

Me parece más preocupante el caso de Palma (llamado el misterio de las obras sin contrato) y, sobre todo, lo del alcalde-taxista de Seseña. Según ha publicado este diario un mafioso pagó 700.000 euros al alcalde que recalificó los terrenos donde el Pocero construyó su monstruo de urbanización. Y al alcalde, muy imaginativo él, no se le ocurrió otra cosa que decir que le tocaron cinco billetes de la ONCE. Y yo, ni premios ni trajes. La envidia me consume.

El gripazo

Esta semana reflexionaba yo sobre la gripe A y las medidas que el Gobierno cavila al respecto. Todavía no existe una vacuna que haya sido probada de forma eficaz pero el Gobierno ya ha decidido a quién va a vacunar y, en consecuencia, quienes quedan fuera de ese círculo de afortunados.
La Ministra Jiménez, ella siempre tan aguda y pizpireta, piensa aplicar la vacuna a lo que considera grupos de riesgo: niños, embarazadas y todos aquellos que presten servicios esenciales para la comunidad. Lo de niños y embarazadas parece claro quiénes son, pero lo de ‘servicios esenciales’ no deja de ser un concepto algo indeterminado. En principio habían pensado vacunar sólo al personal sanitario pero Gabilondo, el Ministro de Educación, ha pedido que se vacune también a los profesores. Trinidad Jiménez ha dicho que tampoco podemos prescindir de ellos. Bien, pero tampoco de los bomberos, de los jueces, de los policías y, si me fuerzan, ni siquiera de los abogados.
Partimos de dos errores de base: el primero que el Gobierno es un Oráculo de Delfos cuya sabiduría no conoce límites que conoce mejor que nadie a quién hay que vacunar y a quién no. Y el segundo que es un regalo que nos hacen y sólo debemos responder con nuestro sincero agradecimiento. Lo de la sapiencia de nuestros gobernantes no merece muchos comentarios pero ya me fastidia el teorema de que el Gobierno nos da cosas. No, simplemente administra nuestros impuestos. Y la vacuna forma parte de ese derecho a la salud que tenemos los españoles, simplemente porque lo pagamos. Habrá que saber lo que cuesta y poner la vacuna al alcance de todos aquellos que quieran ponérsela. Unos porque están en un grupo de riesgo, otros porque son unos hipocondríacos y otros simplemente porque les da la gana.
En España vacunaremos a un 40 por ciento de la población pero en Francia van a llegar al 70 por ciento. Algo natural, pues de todos es sabida la preocupación de Sarkozy por la salud y por el ejercicio físico. En cualquier caso siempre hay un porcentaje de la población que queda fuera de la vacuna y es lo que no me parece correcto.
Con ese razonamiento veo a Trinidad pinchando a todos los españoles para liberarles de la gripe A. Menos a Díaz Ferrán, para que aprenda a no ponerse chulo con Zapatero.

Y así son las cosas

Y ASÍ son las cosas (’and that’s the way it is’) era la frase con la que Walter Conkrite cerraba su programa de noticias en la CBS. Desde 1962 a 1981, el informativo del Tío Walter, también conocido como el hombre más fiable en Estados Unidos, fue el más seguido en América y convirtió a Conkrite en una verdadera leyenda del periodismo y en una de las personas más influyentes de su país. Su rostro, el dolor contenido al dar la noticia, quedará asociado para siempre a ese día de noviembre en que mataron a Kennedy.

Walter Conkrite fallecía el pasado día 17 de julio a los 92 años. Llevaba tiempo retirado pero seguía estando en el corazón de los americanos y su ejemplo sirve de guía a los que se dedican al oficio de contar las cosas. La razón es sencilla: Walter Conkrite tenía credibilidad, la única virtud que es imprescindible en un periodista. La gente confiaba en él y en lo que decía y, por eso, sus opiniones pesaban en la sociedad. Johnson lo dijo en algún momento de su presidencia, cuando la pesadilla de Vietnam era ya una tragedia nacional: ‘si he perdido a Conkrite he perdido a la clase media norteamericana’.

Mucho han cambiado las cosas desde los años dorados de Conkrite. Hoy, una cascada de información (o de manipulación) circula por Internet a velocidad de vértigo. Hoy, muchos medios de comunicación se han convertido en plataformas al servicio de intereses empresariales muy concretos. Hoy, la publicidad institucional que soporta las cuentas de resultados de muchos diarios hace que algunos periodistas se olviden de una función que la sociedad les otorga y es ser el ojo público que vigila a la Administración. Hoy, surgen personajes que se amparan en el anonimato de la red para dedicarse, con poca picardía y menos talento, a la difamación y al chismorreo. Hoy, más que nunca, echamos de menos a profesionales como Conkrite.

No soy tan ingenuo para creer que los medios tengan que ser que ser independientes y ni siquiera objetivos. Cualquier línea editorial es perfectamente legítima y los que escribimos en los medios no estamos obligados a ser neutrales. Pero sí debe existir una clara línea divisoria entre la información, la opinión y el simple bulo. Forma parte de ese compromiso que el Tío Walter nos ha enseñado.

A contracorriente

Este verano está siendo relativamente tranquilo y, en lugar de las habituales serpientes veraniegas, nos entretenemos con dos culebrones estivales: los fichajes de Florentino y la financiación autonómica. Apasionante, vamos.

Dicen que estamos en crisis pero hay datos que me dejan perplejo. Al parecer el precio de la vivienda ha subido en el último trimestre un 1,6 por ciento en la provincia de León, justo lo contrario que sucede en el resto de España. Igual es que se han vendido dos viviendas, pero entonces no sería un dato sino una anécdota. En todo caso está claro que somos muy distintos, y no me extraña que los iluminados de la UPL pidan la autonomía para León. Es que vamos a contracorriente.

Hablando de corrientes llegamos a las fuentes públicas. El Vicealcalde de León, el leonesista Chamorro, ocupa de forma interina el sillón municipal y hace ruedas de prensa sin cesar para que quede grabado ese mágico momento para la posteridad. Me recuerda el argumento de Dama por un día, comedia sentimental con la que el maestro Capra ilusionaba a la sociedad americana en los duros años de la Gran Depresión. Pues bien, el agudo Alcalde en funciones ha descubierto que unos desaprensivos se dedican a sabotear las fuentes públicas y va a crear una Unidad de Vigilancia de Aguas y Fuentes. Como a alguna se le ocurre meterse en el agua emulando a Anita Ekberg en La Dolce Vita directamente la detienen.

También el Vicealcalde ha anunciado que van a hacer un parque en el Ejido, en el solar de Cabeza de Vaca. No sé si le pondrán el nombre del explorador, que no le cuadra mucho a un espacio público, pero estos leonesistas se ponen estupendos con el tema histórico. Ya que están tan activos un ruego: podían cambiar la arena de la zona de juegos infantiles del Parque de San Francisco por algo un poco más limpio. Más que nada porque la arena lleva ahí desde los tiempos de la Legio VII.

Lo cierto, decía, es que este verano me resulta algo tedioso y no encuentro grandes noticias que susciten mi interés. Me pasaré por Correos a recoger la bombilla de bajo consumo que regala el Gobierno. Para iluminar las ideas, pero de forma sostenible y con poco gasto, que es lo que se lleva. En semanas como ésta hasta echo de menos a Rodríguez de Francisco.

Los dineros del Reino

Anda el patio político revuelto por el asunto de la financiación autonómica. El Presidente Herrera se reunía con su colega Feijoo para hacer frente común a la hora de buscar dineros. Me temo que nos quedaremos con las migajas y que la pasta gansa se irá a Comunidades más pobladas, entre otras cosas –barrunto- porque allí hay más posibles votantes. Comparto con Herrera y con Feijoo, gobernantes a quienes tengo por gente prudente y sensata, el concepto de que la población no debe ser el único criterio. Pero se parte de un error de base, y es pensar que las Comunidades Autónomas tienen derechos y pueden exigir fondos. No, son los ciudadanos los que tienen derecho a tener escuelas, hospitales o carreteras, estén donde estén. En lugares despoblados, como Castilla y León, podrá ser menos “rentable”, pero para eso existe el Estado. Si se tratara de obtener beneficios nos podría gobernar directamente Emilio Botín.

También se han reunido las Diputaciones de la Comunidad para reclamar pasta. Se quejan de que tienen muchas competencias y no tienen medios para atenderlas. Lo de las Diputaciones es raro, porque las competencias impropias les encantan, hasta que llega el momento de pagarlas.

Sin embargo las Administraciones sólo se preocupan de buscar más dinero pero no de cómo gastar menos, que es lo que solemos hacer las personas ordinarias, como las familias o las empresas. Por ejemplo, el otro día mi mujer y yo tomamos un par de cañas en una terraza y nos atizaron cinco euros. Ante esa situación, con lo insufrible que se pone a veces la hostelería, quizás no sería una idea descabellada comprar un caño de cerveza y montar un botellón, aunque no tengamos edad para ello. Es decir, el camino debería estar más en el ahorro que en la reivindicación constante, porque el dinero tiene un límite y sale del mismo sitio, que es el bolsillo de los contribuyentes.
Mientras la Junta pide dinero se gasta no sé cuánto en contratar al CSI Warrick para que nos cuente las excelencias de la “sesina” de León. Algún cráneo privilegiado habrá intuido que con ese anuncio vamos a inundar los mercados con nuestros productos. Aunque quizás el spot sea un pretexto y Grissom y sus chicos han venido a investigar las oposiciones de la Dipu. Esto promete.