26 de abril de 2007

La política es cosa de todos



En estos tiempos electorales los “tribunos” (es decir, los que nos dedicamos a escribir tribunas) parecemos condenados a hablar de listas, programas y todas estas cuestiones que a mucha gente probablemente le resultarán aburridas y tediosas. Sin embargo las elecciones municipales son una buena ocasión para reconciliarse con la democracia, en el más puro sentido de la palabra, ya que no sólo acuden a las elecciones los partidos tradicionales, esos que ocupan los Parlamentos e invaden los medios de comunicación, sino otras formaciones, agrupaciones y pequeños grupos que deciden hacer política, o por lo menos, están dispuestos a ello.

Hay multitud de casos en el territorio nacional, muchos honestos y bienintencionados, algunos pintorescos, otros directamente estrafalarios, pero todos valiosos porque revitalizan nuestro sistema. Hoy quiero hablar de un caso concreto, la Agrupación de Electores Valverán, candidatura integrada por mujeres que se presenta en el municipio de Crémenes. Crémenes es uno de esos municipios olvidados de la Montaña Oriental Leonesa, con 787 habitantes y 14 pueblos y que ha sufrido en los últimos años no sólo la sangría de la despoblación sino también la ineficacia de sus gobernantes.

Me pregunto qué es lo que impulsa a un grupo de mujeres, sin ambiciones políticas, a lanzarse a esta empresa. Probablemente asistimos a un clima de descontento, a una sensación de abandono, que sienten los electores respecto de los partidos. Los ciudadanos no se sienten representados por los partidos políticos tradicionales y deciden dar un paso adelante e implicarse directamente en la gestión de los asuntos públicos, o por lo menos concurren a las elecciones para demostrar que existen otras formas de hacer política. La relativa sorpresa que, en las últimas elecciones catalanas, supuso la irrupción de Ciutadans en el Parlamento, con un discurso fresco y heterodoxo, quizás sin profundidades ideológicas, ha supuesto un aldabonazo en esta tendencia y un toque de atención para la clase política.

Estos movimientos ciudadanos no tienen nada que ver, afortunadamente, con aquellos proyectos “políticos” autodenominados independientes que surgieron hace años para defender intereses de dudosa calificación (de “recalificación” urbanística, más bien) y cuyo ejemplo más inquietante y duradero fue el GIL, aquel partido que llevaba el nombre de su fundador y cuyos efectos contemplamos todos los días en el devenir judicial de la Operación Malaya.

Es inevitable una reflexión: la política es algo demasiado importante para dejarla sólo en manos de los políticos. El ciudadano no es sólo un votante, que firma un cheque en blanco cada cuatro años y el espacio municipal es un buen lugar para que reivindiquemos la política como una tarea común, no como el coto cerrado de una secta de iluminados. Al fin y al cabo la palabra política procede del griego “polis”, que significa ciudad. No pretendo hacer una crítica del sistema de partidos pero sí llamar la atención de la desconexión que existe entre los políticos profesionales y el común de los ciudadanos, entre los comités electorales y los votantes, entre los contenidos de los programas y los problemas reales de la sociedad.

La Agrupación de Electores Valverán está integrada por mujeres y me resulta significativo este dato. Me atrevo a decir que las mujeres están más cerca de las cuestiones importantes: la educación, la sanidad, la atención de los mayores, etc., aunque esto no tiene nada que ver con la genética sino con la distribución tradicional de los papeles en nuestra sociedad. En concreto, el actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Crémenes dedica su tiempo a obsesionarse por los grandes proyectos, léase la Estación de San Glorio o el Canal de Aguas Bravas en el Río Esla. La Agrupación Valverán, por el contrario, en una carta que dirige a los electores, pone su acento en los problemas que sin duda preocupan a la gente: por ejemplo, los mayores o los 55 niños menores de 15 años que viven en el municipio. No reniegan de las grandes iniciativas pero insisten en que los Ayuntamientos tienen que preocuparse de solucionar los problemas cotidianos de la gente, atender sus demandas y contestar a sus peticiones.

Y no quiero terminar este artículo sin hacer mención de una de las propuestas de esta Agrupación: quitar las dietas por asistencia a plenos y las cestas de navidad y sustituirlo por una comida anual de todos los vecinos. Es decir, regresamos a la polis griega, al origen de la democracia. Pero con un gran avance: en Grecia no participaban las mujeres, los esclavos ni los “metecos” (los inmigrantes de entonces). Y ahora la política es cosa de todos.


11 de abril de 2007

EL EQUIPO A

Y parece que por fin, tras largas y tensas semanas de cavilaciones y negociaciones la famosa lista ha salido a la luz pública y ya tenemos aquí al Equipo A, es decir, a la candidatura encabezada por Mario Amilivia que se enfrentará el próximo día 27 de mayo, en democrático y deportivo –espero- encuentro, a los “hombres de Paco” (Fernández). No hay que olvidar que no están solos en esta Liga, en la que también buscan su lugar bajo el sol las dos facciones del leonesismo, equipos que no parecen tener opciones para el título (es decir, la Alcaldía de León) pero que animarán sin duda la pretemporada en la que entramos y, sobre todo, el post-partido.

La metáfora futbolera no es caprichosa ni frívola ya que, en el fondo, hacer una lista electoral debería ser como configurar la alineación de un equipo de fútbol. En teoría la premisa es clara: no se trata de que jueguen los que mejor me caen o los que me imponga el presidente de turno, sino los que mejor pueden rendir en cada momento. El entrenador, y el cabeza de lista, tienen que buscar y conseguir el difícil y necesario equilibrio entre experiencia y juventud, entre talento y esfuerzo, entre improvisación y estrategia. Por ello, sin acritud y con buen rollo, me permitiré dar un somero repaso a las alineaciones que presentan los cuatro equipos principales.

En primer lugar el equipo A, que defiende el título de Liga ya que, en definitiva, fue la lista más votada en las pasadas elecciones. Otra cosa es que el liderato que ostenta se debe a ese error arbitral que se llama transfuguismo. Una plantilla en la que sorprenden no sólo los fichajes sino también aquellos que renuevan contrato y, sobre todo, los que son traspasados. Respecto de las incorporaciones, se ha querido dar un perfil técnico pero se percibe un equipo algo gris y un poco triste (y eso que tienen un pasodoble). Una plantilla descompensada, con un esquema táctico demasiado rígido, pensando sólo en gobernar en solitario y no en otras posibilidades (estar en la oposición o pacto con la UPL). Se me objetará que siempre hay que pensar en la victoria pero los partidos dan muchas vueltas y ya dijo Juanito que 90 minutos en el Bernabeu son “molto longos”. Si a ello sumamos que entre los que se quedan ha pesado más su cercanía al Alcalde que el balance de la temporada que se cierra el Equipo A no despierta buenas vibraciones.


Lo que me causa estupor y, lo que es más grave, me parece una tremenda injusticia, son los jugadores de los que prescinde Amilivia. Me quiero centrar en tres nombres que han desplegado una buena gestión, han cuajado una magnífica temporada, reconocida incluso por los equipos rivales: Francisco Saurina, Alfonso Ordóñez y Javier García-Prieto. Este último desde la Diputación, a la que ha rescatado del desasosiego en que vivía y ha sabido encauzar en la senda adecuada. Un trabajo que merecía, pensamos muchos, la oportunidad de otro mandato. Me parece un lujo prescindir de estas tres personas, que consiguen aunar lo que los buenos jugadores: la efectividad de su trabajo y el apoyo de la afición. Un lujo que el PP no puede permitirse, aunque la situación no es nueva: hace algunos años dejaron escapar a otro galáctico como era Cecilio Vallejo.

Respecto a los hombres y mujeres de Paco, a pesar de que en ocasiones ellos se consideren el “Dream Team”, creo que especulan demasiado con el balón y les falta profundidad a la hora de llegar al área rival, es decir, a los problemas reales. Me explico: en su programa hablan por ejemplo de “Revitalizar el Consejo Municipal de las Mujeres y retomar desde este órgano políticas desde una perspectiva de género”. ¿Es eso realmente lo que necesitan los ciudadanos? No, lo que todos queremos es que se arreglen las calles, se adecenten los jardines y, en definitiva, que el Ayuntamiento funcione. No se trata de regatear al banderín del córner, que será muy bonito pero que no sirve para nada.

La UPL, por su parte, aspira a meterse en Champions, es decir, en el equipo de gobierno. Su candidatura es a priori la más compacta y equilibrada, un equipo correoso y que juega bien a la contra. Claro que gestionar y gobernar es algo más difícil que quejarse del centralismo de Valladolid, de la misma manera que es más sencillo jugar al patadón que intentar hilvanar una jugada.

Y el último equipo en liza, el PAL-UL, un equipo marcado por el individualismo de Rodríguez de Francisco, que lleva más de dos décadas jugando en la primera división de la política local aunque, eso sí, en diferentes equipos y demarcaciones. Parece que las encuestas no le auguran buenas perspectivas pero la política, como el fútbol, no es una ciencia exacta. Probablemente ni siquiera es una ciencia.