22 de diciembre de 2010

Estado de alarma

Lánguidamente se acercaba el final de un año para el olvido y los españoles se aprestaban a disfrutar del Puente. Incluso el Presidente Zapatero animaba al pueblo soberano y nos ilustraba diciendo que estábamos en la última curva de la crisis. Tal vez debió añadir que quizás derrapemos y nos precipitemos por un barranco, pero no quiso asustarnos. Qué bellas metáforas iluminan los discursos de ZP. Es un crack.

Y van los controladores, se ponen burros, se cierra el tráfico aéreo y, por primera vez en la historia de la democracia, el Gobierno decreta el estado de alarma para que volvieran a su puesto de trabajo. La Ley dice que el estado de alarma procede cuando exista una paralización de servicios públicos esenciales, y queda claro que esta circunstancia sí se produjo el día 3 de diciembre. Pero resulta dudoso que persista en la actualidad. Muchas voces critican que se utilice el estado de alarma con carácter preventivo. Es el famoso ‘por si acaso’, tan utilizado entre nosotros.

El estado de alarma permite hacer cosas realmente increíbles. Por ejemplo, la Autoridad competente (término muy sospechoso) puede limitar la circulación de vehículos o personas o condicionarla al cumplimiento de determinados requisitos, requisar bienes, imponer prestaciones personales obligatorias (no quiero imaginar de qué clase), racionar el consumo de artículos de primera necesidad y otras lindezas semejantes.

Me resulta inquietante el poder que tienen los políticos y me preocupa que se aficionen y echen mano de la alarma en función de las circunstancias. Que somos poco competitivos, pues a trabajar más horas; que el déficit va mal tirando a peor, confiscamos unos palacetes y los vendemos; que se puede generar un atasco enorme por la operación salida, se prohíbe la circulación, o sólo pueden viajar aquellos que acrediten buen comportamiento.

Y no me extrañaría que, desde la cúpula del PP, como siguen buscando a estas alturas candidato para la Alcaldía de la City, lancen el bulo de que se va a declarar el estado de excepción y se suspenden las municipales, a ver si cuela. Porque, como es notorio, tienen un serio problema: van a tardar tanto en encontrar candidato que no les quedará tiempo para buscar votantes. Y entonces sí que saltarán las alarmas.

12 de diciembre de 2010

El Informe Pelícano

El informe Pisa es algo parecido al Informe Pelícano que salía en una película de Julia Roberts. Debe ser muy trascendente y sesudo, pero tengo serias dudas de que alguien lo haya leído en su integridad. Al parecer se trata de analizar el rendimiento intelectual de los alumnos de quince años en matemáticas, comprensión lectora y competencia científica, una especie de Liga de los alumnos de la OCDE. A España no le ha ido excesivamente bien y, aunque mejoramos en algunos aspectos, seguimos por debajo de la media de los países desarrollados.

Pero la sorpresa para muchos ha sido que Castilla y León encabeza la tabla nacional en las tres disciplinas. Es decir, somos el Dream Team de la competición, y en seguida ha salido alguno de la Junta a ponerse las medallas. Eso es muy típico de este país, lo bueno es gracias a nosotros y las desgracias siempre vienen del Gobierno. Es la genética del político. Desde la Moncloa hacen lo mismo cuando echan la culpa de la crisis al comportamiento de los mercados –como si fueran unos niños traviesos- en vez de reconocer su propia incompetencia.

No obstante, aconsejo no ponernos gallitos por ser los primeros del país, sino preguntarnos por qué superamos por poco la media de la OCDE y estamos por debajo de países como de Finlandia, Corea del Sur, Australia o Canadá, naciones que encabezan el ranking. Para entendernos, no llegamos ni a jugar la UEFA, así que alegrías las justas.

Estadísticas al margen, lo cierto es que nuestros estudiantes son buenos y eso debería ser motivo, no sólo de orgullo, sino también de esperanza para la Región. Alguien está haciendo bien su trabajo, y merece un reconocimiento. No me refiero al Consejero ni a su guardia de corps, sino a todos los profesores y maestros que desarrollan su trabajo, su vocación, en Castilla y León. A ellos, a quienes ponen el saber en las mentes de nuestros hijos, deberían ir los premios y las alabanzas. La educación de nuestros jóvenes debiera ser la mayor preocupación de nuestros gobernantes, pero ninguno de ellos lo asume como una prioridad. Afortunadamente para todos, y para el futuro, ahí están los maestros. Y también esos padres que, tras un día de trabajo, tienen tiempo y paciencia para preguntar la lección o repasar los deberes.

6 de diciembre de 2010

Michaisa y la historia

El conocido tradicionalmente, en la City, como cruce de Michaisa ha sido un tradicional punto negro de circulación que, durante décadas, hemos padecido estoicamente leoneses y foráneos. El 1 de diciembre del año de gracia de 2010 –aunque este año será cualquier cosa menos gracioso- autoridades y políticos de las diversas Administraciones inauguran esta obra. Ese feliz día, tras 15 meses y 4,3 millones de euros de inversión aportados por Gobierno, la Junta y el Ayuntamiento, se ponía fin a una pesadilla circulatoria y el Alcalde de León hablaba de un día histórico. Es decir, como la caída de Constantinopla en poder de los turcos o el descubrimiento de América. Se dirán que en León somos secos, recios y taciturnos, pero cuando nos podemos a exagerar no hay quien nos iguale en el orbe.

Al parecer las obras han concluido tres meses antes de lo previsto porque, si se hubieran cumplido escrupulosamente los plazos, la infraestructura se habría puesto en servicio en el mes de abril de 2.011. Esto es, casualidades de la vida, un mes antes de ese momento tan especial que sucede cada cuatro años y que se llaman elecciones. Pero, sea porque los operarios han sido extremadamente diligentes o porque el azar gobierna los destinos humanos de forma inexorable, los trabajos ya han sido finiquitados. Incluso se diría que en las últimas semanas simplemente se han dedicado a asfaltar, señalizar y dar algunos retoques, en la vana esperanza de estirar los arreglos hasta la campaña electoral. Y digo esto porque, según una ley no escrita, las inversiones públicas son por naturaleza flexibles y tienen la capacidad de amoldarse a las citas electorales. Si acaba antes, se hacen unos retoques o se plantan unas flores, que llevará un tiempo que arraiguen; si nos sorprende la campaña electoral en plena faena se improvisa una inauguración de urgencia, aunque al edificio le falte el tejado o haya que poner un par de puentes en la autovía.
Como siempre hay cosas que añadir o rectificar en las obras (y algún carril ha quedado ciertamente angosto) en pocos meses asistiremos a otro evento. Y, para pasar a la historia, puede que coloquen una estatua ecuestre de nuestro Alcalde (o con su perro Sumo, que resulta más campechano) con una leyenda en latín.