11 de abril de 2007

EL EQUIPO A

Y parece que por fin, tras largas y tensas semanas de cavilaciones y negociaciones la famosa lista ha salido a la luz pública y ya tenemos aquí al Equipo A, es decir, a la candidatura encabezada por Mario Amilivia que se enfrentará el próximo día 27 de mayo, en democrático y deportivo –espero- encuentro, a los “hombres de Paco” (Fernández). No hay que olvidar que no están solos en esta Liga, en la que también buscan su lugar bajo el sol las dos facciones del leonesismo, equipos que no parecen tener opciones para el título (es decir, la Alcaldía de León) pero que animarán sin duda la pretemporada en la que entramos y, sobre todo, el post-partido.

La metáfora futbolera no es caprichosa ni frívola ya que, en el fondo, hacer una lista electoral debería ser como configurar la alineación de un equipo de fútbol. En teoría la premisa es clara: no se trata de que jueguen los que mejor me caen o los que me imponga el presidente de turno, sino los que mejor pueden rendir en cada momento. El entrenador, y el cabeza de lista, tienen que buscar y conseguir el difícil y necesario equilibrio entre experiencia y juventud, entre talento y esfuerzo, entre improvisación y estrategia. Por ello, sin acritud y con buen rollo, me permitiré dar un somero repaso a las alineaciones que presentan los cuatro equipos principales.

En primer lugar el equipo A, que defiende el título de Liga ya que, en definitiva, fue la lista más votada en las pasadas elecciones. Otra cosa es que el liderato que ostenta se debe a ese error arbitral que se llama transfuguismo. Una plantilla en la que sorprenden no sólo los fichajes sino también aquellos que renuevan contrato y, sobre todo, los que son traspasados. Respecto de las incorporaciones, se ha querido dar un perfil técnico pero se percibe un equipo algo gris y un poco triste (y eso que tienen un pasodoble). Una plantilla descompensada, con un esquema táctico demasiado rígido, pensando sólo en gobernar en solitario y no en otras posibilidades (estar en la oposición o pacto con la UPL). Se me objetará que siempre hay que pensar en la victoria pero los partidos dan muchas vueltas y ya dijo Juanito que 90 minutos en el Bernabeu son “molto longos”. Si a ello sumamos que entre los que se quedan ha pesado más su cercanía al Alcalde que el balance de la temporada que se cierra el Equipo A no despierta buenas vibraciones.


Lo que me causa estupor y, lo que es más grave, me parece una tremenda injusticia, son los jugadores de los que prescinde Amilivia. Me quiero centrar en tres nombres que han desplegado una buena gestión, han cuajado una magnífica temporada, reconocida incluso por los equipos rivales: Francisco Saurina, Alfonso Ordóñez y Javier García-Prieto. Este último desde la Diputación, a la que ha rescatado del desasosiego en que vivía y ha sabido encauzar en la senda adecuada. Un trabajo que merecía, pensamos muchos, la oportunidad de otro mandato. Me parece un lujo prescindir de estas tres personas, que consiguen aunar lo que los buenos jugadores: la efectividad de su trabajo y el apoyo de la afición. Un lujo que el PP no puede permitirse, aunque la situación no es nueva: hace algunos años dejaron escapar a otro galáctico como era Cecilio Vallejo.

Respecto a los hombres y mujeres de Paco, a pesar de que en ocasiones ellos se consideren el “Dream Team”, creo que especulan demasiado con el balón y les falta profundidad a la hora de llegar al área rival, es decir, a los problemas reales. Me explico: en su programa hablan por ejemplo de “Revitalizar el Consejo Municipal de las Mujeres y retomar desde este órgano políticas desde una perspectiva de género”. ¿Es eso realmente lo que necesitan los ciudadanos? No, lo que todos queremos es que se arreglen las calles, se adecenten los jardines y, en definitiva, que el Ayuntamiento funcione. No se trata de regatear al banderín del córner, que será muy bonito pero que no sirve para nada.

La UPL, por su parte, aspira a meterse en Champions, es decir, en el equipo de gobierno. Su candidatura es a priori la más compacta y equilibrada, un equipo correoso y que juega bien a la contra. Claro que gestionar y gobernar es algo más difícil que quejarse del centralismo de Valladolid, de la misma manera que es más sencillo jugar al patadón que intentar hilvanar una jugada.

Y el último equipo en liza, el PAL-UL, un equipo marcado por el individualismo de Rodríguez de Francisco, que lleva más de dos décadas jugando en la primera división de la política local aunque, eso sí, en diferentes equipos y demarcaciones. Parece que las encuestas no le auguran buenas perspectivas pero la política, como el fútbol, no es una ciencia exacta. Probablemente ni siquiera es una ciencia.

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