11 de mayo de 2011

El futuro ya está aquí

En 1968 el gran Stanley Kubrick sorprendía al mundo con ‘2001, una odisea espacial. Aunque no quedaba muy claro qué demonios era aquello del monolito todos quedamos deslumbrados por sus imágenes y será difícil olvidar el majestuoso baile de las naves espaciales al ritmo del Danubio Azul.

Más allá de sesudas discusiones sobre el mensaje de la película, quedaba claro que su verdadero protagonista era Hal-9000. Hal es un supercomputador, encargado de controlar el funcionamiento de la nave espacial, que enloquece y va eliminando a los miembros de la tripulación hasta que finalmente es desconectado, en una memorable escena, por el último astronauta, David Browman. Muchos pensarán que todo es ciencia ficción pero yo no estoy tan seguro. Pienso realmente que Hal ya habita entre nosotros y un reciente hecho cotidiano confirma mi tesis.

Hace unos días, aparentemente, yo había perdido mi móvil, peripecia que suele acontecerme con relativa frecuencia y que provoca la lógica desesperación de mi mujer. Con objeto de inhabilitar el terminal marco el número de Telefónica y allí me responde una voz femenina, metálica y profesional, que me va preguntando cuestiones tales como el motivo de mi llamada, mi documento de identidad o mi número de teléfono. Finalmente, tras cinco minutos de conversación con el sistema, mi móvil queda suspendido sin que, en ningún momento, yo llegara a hablar con persona alguna al otro lado de la línea. El nuevo Hal-9000 se encargó de resolver la incidencia de forma tan eficiente como impersonal.

Y de la ciencia ficción llegamos a la economía, que no dejan de ser primas hermanas. Ya sé por qué Telefónica despedirá al veinte por ciento de su plantilla mientras incrementa beneficios y sus directivos se embolsan millones de euros. Están sustituyendo a su personal por ordenadores, que trabajan sin interrupción, no piden mejoras salariales y no tienen vacaciones. Lo que ignoran los jerarcas de la multinacional es que, algún día, sus ordenadores comenzarán a pensar por sí mismos y decidirán dirigir la Compañía. No quisiera perderme a César Alierta, Presidente de Telefónica, levitando en su despacho mientras intenta desacoplar los circuitos del nuevo Hal-9000. Una pena que Kubrick no esté ya aquí para filmarlo.

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