12 de diciembre de 2010

El Informe Pelícano

El informe Pisa es algo parecido al Informe Pelícano que salía en una película de Julia Roberts. Debe ser muy trascendente y sesudo, pero tengo serias dudas de que alguien lo haya leído en su integridad. Al parecer se trata de analizar el rendimiento intelectual de los alumnos de quince años en matemáticas, comprensión lectora y competencia científica, una especie de Liga de los alumnos de la OCDE. A España no le ha ido excesivamente bien y, aunque mejoramos en algunos aspectos, seguimos por debajo de la media de los países desarrollados.

Pero la sorpresa para muchos ha sido que Castilla y León encabeza la tabla nacional en las tres disciplinas. Es decir, somos el Dream Team de la competición, y en seguida ha salido alguno de la Junta a ponerse las medallas. Eso es muy típico de este país, lo bueno es gracias a nosotros y las desgracias siempre vienen del Gobierno. Es la genética del político. Desde la Moncloa hacen lo mismo cuando echan la culpa de la crisis al comportamiento de los mercados –como si fueran unos niños traviesos- en vez de reconocer su propia incompetencia.

No obstante, aconsejo no ponernos gallitos por ser los primeros del país, sino preguntarnos por qué superamos por poco la media de la OCDE y estamos por debajo de países como de Finlandia, Corea del Sur, Australia o Canadá, naciones que encabezan el ranking. Para entendernos, no llegamos ni a jugar la UEFA, así que alegrías las justas.

Estadísticas al margen, lo cierto es que nuestros estudiantes son buenos y eso debería ser motivo, no sólo de orgullo, sino también de esperanza para la Región. Alguien está haciendo bien su trabajo, y merece un reconocimiento. No me refiero al Consejero ni a su guardia de corps, sino a todos los profesores y maestros que desarrollan su trabajo, su vocación, en Castilla y León. A ellos, a quienes ponen el saber en las mentes de nuestros hijos, deberían ir los premios y las alabanzas. La educación de nuestros jóvenes debiera ser la mayor preocupación de nuestros gobernantes, pero ninguno de ellos lo asume como una prioridad. Afortunadamente para todos, y para el futuro, ahí están los maestros. Y también esos padres que, tras un día de trabajo, tienen tiempo y paciencia para preguntar la lección o repasar los deberes.

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