12 de mayo de 2008

Tú a Feve y yo a Paradores


Como en el título de aquella discreta película de la Factoría Disney de los años 60 (“Tú a Boston y yo a California”), los dos secretarios generales de la cosa socialista, Miguel Martínez -escalón provincial- y Ángel Villalba -nivel regional- han aceptado, con abnegado espíritu de sacrificio, abandonar la escena política para imprimir sabiamente su sello gestor a dos empresas públicas como son Paradores y Feve.

Para empezar que Villalba y Martínez no tengan ni idea de lo que –teóricamente- van a gestionar no tiene la más mínima importancia. Es más, podía haber sido al revés y, como en la película, que Martínez se hubiera encarrilado a Feve y Villalba terminara alojado en Paradores. No voy a incidir en qué difícil (o costoso) les resulta a los políticos volver a la profesión, arte u oficio que desempeñaron con más o menos brillantez antes de aterrizar en el gobierno de los asuntos públicos. Ni en qué piensan los accionistas de esas empresas, es decir, los contribuyentes. Mi pensamiento divaga por otra línea: qué valores inculcamos a nuestros hijos con estos ejemplos.

Me explico: para qué sirve estudiar una carrera en una buena Universidad, hipotecar tu juventud alumbrando una brillante tesis doctoral, hipotecarse para los restos con un Master, pasarse un año en el extranjero peleando con el inglés lejos de la cecina y de la tortilla de patatas si, probablemente, ZP no te va a pedir nada de eso para presidir Feve o Paradores. Realmente, los padres estamos desorientados y absolutamente errados (o herrados, quizás). Lo que tenemos que hacer es aconsejar con criterio y previsión a nuestros hijos que se adentren en el proceloso mundo de la política, no porque sea una noble tarea el dedicar la vida al servicio público (que lo es), sino porque así se puede llegar muy lejos sabiendo lo suficiente, es decir, sin estridencias. Y sin caer en la rutina: unos años de alcalde, otros presidiendo una empresa pública, una temporada de eurodiputado y me jubilo en la Comisión Nacional de la Energía.

Para alejar esas siniestras ideas de mi cabeza me refugié en la lectura del Boletín Oficial de la Provincia del 5 de mayo (reconozco que mis hábitos literarios son sumamente inquietantes) y algo me chocó. El Ayuntamiento de León, mientras despide jardineros, ha contratado (previa oposición, of course) a un Jefe Superior Deportivo y a un Técnico Superior de Deportes. ¿Para qué? ¿Van a organizar un partido benéfico y recaudar fondos para paliar la deuda municipal? Debía ser un sueño, porque en ese instante el timbre del teléfono me despertó: era Zaplana, y quería convencerme de que abandonara el cable y me abonara a la ADSL de Telefónica. Seguí durmiendo.

No hay comentarios: