13 de agosto de 2009

El gripazo

Esta semana reflexionaba yo sobre la gripe A y las medidas que el Gobierno cavila al respecto. Todavía no existe una vacuna que haya sido probada de forma eficaz pero el Gobierno ya ha decidido a quién va a vacunar y, en consecuencia, quienes quedan fuera de ese círculo de afortunados.
La Ministra Jiménez, ella siempre tan aguda y pizpireta, piensa aplicar la vacuna a lo que considera grupos de riesgo: niños, embarazadas y todos aquellos que presten servicios esenciales para la comunidad. Lo de niños y embarazadas parece claro quiénes son, pero lo de ‘servicios esenciales’ no deja de ser un concepto algo indeterminado. En principio habían pensado vacunar sólo al personal sanitario pero Gabilondo, el Ministro de Educación, ha pedido que se vacune también a los profesores. Trinidad Jiménez ha dicho que tampoco podemos prescindir de ellos. Bien, pero tampoco de los bomberos, de los jueces, de los policías y, si me fuerzan, ni siquiera de los abogados.
Partimos de dos errores de base: el primero que el Gobierno es un Oráculo de Delfos cuya sabiduría no conoce límites que conoce mejor que nadie a quién hay que vacunar y a quién no. Y el segundo que es un regalo que nos hacen y sólo debemos responder con nuestro sincero agradecimiento. Lo de la sapiencia de nuestros gobernantes no merece muchos comentarios pero ya me fastidia el teorema de que el Gobierno nos da cosas. No, simplemente administra nuestros impuestos. Y la vacuna forma parte de ese derecho a la salud que tenemos los españoles, simplemente porque lo pagamos. Habrá que saber lo que cuesta y poner la vacuna al alcance de todos aquellos que quieran ponérsela. Unos porque están en un grupo de riesgo, otros porque son unos hipocondríacos y otros simplemente porque les da la gana.
En España vacunaremos a un 40 por ciento de la población pero en Francia van a llegar al 70 por ciento. Algo natural, pues de todos es sabida la preocupación de Sarkozy por la salud y por el ejercicio físico. En cualquier caso siempre hay un porcentaje de la población que queda fuera de la vacuna y es lo que no me parece correcto.
Con ese razonamiento veo a Trinidad pinchando a todos los españoles para liberarles de la gripe A. Menos a Díaz Ferrán, para que aprenda a no ponerse chulo con Zapatero.

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