19 de septiembre de 2010

¿Dónde está Indiana?

Uno de mis héroes favoritos, en tiempos pretéritos, era Indiana Jones. Y no sólo porque sus películas nos recordaban al cine de siempre, sino porque Harrison Ford era un aventurero con sentido del humor y con inquietudes culturales. Indiana no se enfrentaba a los villanos para defender el mundo libre como hacía James Bond, sino para rescatar tesoros arqueológicos y que pudieran exhibirse en los Museos. Recuerdo que, en la tercera entrega de la saga, uno de los villanos le comenta ácidamente que el que tenía que estar en un Museo era Indiana, pero todos sabemos que los malos del cine son más ocurrentes que los del mundo real.

Indiana y yo nos hemos hecho mayores, cada uno a su manera. Él se casó con Ally McBeal y yo con una chica de la Montaña Oriental; él se ha puesto pendiente y yo un tatuaje con el nombre de mis hijos. Pero, desde que me enteré que Fomento quiere sepultar parte de las ruinas de Lancia para hacer la Autovía a Valladolid espero ansioso su regreso para que ponga a Pepiño el Terrible en su sitio.

Ni yo, ni los más de ocho mil internautas que desde Internet apoyan que se respete Lancia, estamos en contra del progreso. Pero las carreteras no deben hacerse a costa de destruir nuestra historia. El yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural hace más de diez años, vive en el más absoluto de los olvidos, pero los datos indican que estamos ante restos de gran valor arqueológico, una antigua ciudad romana que llegó a tener más de treinta mil habitantes. Sin embargo, a ninguna Administración le ha parecido una prioridad ocuparse de ella. Lo terrible de todo es que, si se ejecuta la Autovía como está proyectada, una parte de nuestro pasado quedará, de forma irreversible, enterrado para siempre.

Uno se hace preguntas. Por qué se eligió ese trazado para la A-60, por qué nunca se ha dedicado tiempo y dinero a investigar las ruinas, por qué a nuestros representantes todo esto les importa un comino. No se percatan que, incluso desde un punto de vista económico, estamos ante un recurso turístico excepcional. Con bastante menos en cualquier parte del mundo te montan un Parque Temático.

Pero, desgraciadamente, la Historia -y Lancia es parte de nuestra Historia- no vota en las elecciones. Mi única esperanza es Indiana.

No hay comentarios: