28 de septiembre de 2008

El Juez Quirós

El pasado sábado, 19 de julio, fallecía José Rodríguez Quirós, Presidente que fue de la Audiencia Provincial, Magistrado de dilatada trayectoria, profesor y persona que siempre acuñó un singular protagonismo en la vida social de León. Fui alumno suyo hace más de veinte años (como diría Gil de Biedma, ahora que de casi todo han pasado veinte años) y siempre le profesé una gran admiración, aunque no le tratara de forma muy cercana. Sí me consta que mi padre y él se tenían un gran afecto, y Quirós me comentaba que ambos tuvieron el honor de ser galardonados, en años sucesivos, con ese bonito título que es el de Pastor Mayor de los Barrios de Luna. Imagino que ahora mi padre y Quirós se habrán vuelto a encontrar y estarán hablando de los viejos tiempos de la Escuela de Graduados Sociales y de otros asuntos más variopintos. Bueno, imagino que sobre todo hablará Quirós, pero cada uno expresamos nuestros cariños de nuestra particular manera.

La muerte siempre duele, siempre entristece, pero cuando llega de forma traicionera, sin previo aviso, además, nos desgarra y desconcierta. Ha pasado con la muerte del Magistrado Quirós, la gente comentaba que le había visto el jueves en Las Lleras, que había hablado con él hace unos días y esas referencias que nos recuerdan la fragilidad de la vida humana. Hoy estamos, pero mañana quién sabe dónde iremos.

Javier Chamorro, el vicealcalde, que le conocía bien, ha dicho que Quirós era la mejor cabeza jurídica de León. Probablemente tenga razón, pero hay otro rasgo del Magistrado Quirós que me gustaría resaltar y es su cercanía, su sencillez, su profundo conocimiento de la naturaleza humana. Para impartir justicia no sólo se requiere ser justo y sabio, que Quirós lo era, sino que también es necesario comprender las pasiones y los impulsos de las personas y la naturaleza de los conflictos sobre los que tiene que decidir. Quirós era muy lejano a esos jueces-estrella que aparecen en los medios de comunicación, iluminados tan solo por el fulgor mediático y cuyas sentencias y autos se fabrican con mucho esmero jurídico pero solamente para la galería.

Quirós estaba adornado de una virtud esencial en un Juez: la capacidad de ver el fondo de la cuestión, la clave jurídica. De la misma forma que los árboles no te dejan ver el bosque en ocasiones es difícil, entre los recovecos semánticos y los regates jurídicos que utilizamos los abogados, decidir donde está la verdad. Sin embargo Quirós sí sabía encontrar, entre la hojarasca que rodea todo proceso judicial, la llave que abre la puerta de la justicia.

Descanse en paz, Magistrado, muchos le recordaremos. Lo cierto es que, sin el Juez Quirós, León se queda un poco más vacío.

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