25 de octubre de 2010

El circuito

Hace unos días, el Director General de Energía y Minas anunciaba eufórico que la Junta de Castilla y León tenía la intención de hacer un circuito de entrenamiento de Fórmula 1 en el Bierzo, una inversión de 11 millones de euros con cargo a los fondos Miner. Uno, que sigue siendo un ingenuo a pesar de los años –o gracias a ellos- se pregunta cuánto dinero tendremos que gastar para darnos cuenta de que la lotería del Miner no ha servido para casi nada. Y ahora que, por desgracia, la minería del carbón se enfrenta a la última fase de su agonía, es inquietante y desalentador que no sepamos qué industria tiene capacidad para tomar el relevo. A las preclaras mentes que nos gobiernan sólo se les ocurre, para reindustrializar las cuencas, ideas tan peregrinas como sacarse de la chistera un circuito de Fórmula 1 o un canal de aguas bravas. Mañana nos sorprenderán con la brillante iniciativa de construir un parque acuático en Villablino. Con el clima que tenemos y nuestras fabulosas comunicaciones, puede ser la bomba.

La noticia ha sentado bastante mal, con toda la razón, en La Bañeza. En esta localidad existe una gran tradición motera y, desde hace más de 50 años, organizan carreras en circuito urbano, según recordaba José Luis Falagán, Presidente del Moto Club Bañezano. En La Bañeza llevan 30 años reivindicando un circuito permanente que no llega y, de repente, en un alarde de prestidigitación, la Junta se inventa otro circuito. Dentro de unos días nos dirán que, lógicamente, ambos proyectos son compatibles. Ésta debe ser la estrategia: cuatro aeropuertos en la Comunidad, dos circuitos en León, un Polígono en cada pueblo, y así hasta el infinito.
Parece lógico, y yo de motos sólo sé que tienen dos ruedas, que, si existe una iniciativa en marcha en La Bañeza, con gran respaldo popular y un decidido compromiso del Ayuntamiento, se agrupen esfuerzos en esa dirección y que, desde las Administraciones, se destinen recursos que vayan más allá de lo testimonial. Y, apunto, La Bañeza tiene a su favor dos indudables ventajas: una buena localización y un fácil acceso a las grandes vías de comunicación. Porque, la verdad, no me imagino a Fernando Alonso en la Plaza de Lazúrtegui preguntando a un uniformado desde su Ferrari: ¿Oiga, para Igüeña?

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