31 de octubre de 2010

Facturas en la sombra

Lo de facturas en la sombra parece el título de una película o un tema musical, estilo ‘Extraños en la Noche’ del inolvidable Frank Sinatra-. Pero no, éste es el nombre de la novedosa iniciativa de la Junta de Andalucía. Con la facilidad con que se propagan las tonterías en la España de las Autonomías no me cabe duda de que pronto llegará a nuestro territorio. La idea consiste en que, cuando le realicen una intervención al paciente, la Administración le emite una factura que refleja el coste para el erario público. Así, unas cataratas salen a 1.300 euros y una resonancia a 100 euros. Pero se trata de una factura de broma, ya que el destinatario no tiene que pagarla. Simplemente para que se entere de lo generosa y desprendida que es la Administración y se sienta culpable por estar enfermo.

La primera objeción al sistema se centra en los cálculos para llegar a dicho coste. Alguno puede pensar que son unos pésimos gestores, cuando les salen las cataratas a un precio de cirugía maxilofacial. Pero es posible que en la factura se incluyen lo que podríamos llamar gastos generales: el salario del Consejero, la campaña de promoción, la pensión de Chaves, etc. Y todos sabemos además que, cuando se paga con dinero público, los precios suben. Por eso algunos Ayuntamientos han optado decididamente por no pagar, y así resulta una ganga. Son unos linces de la economía, vamos.

La segunda cuestión que planteo es la perversión intrínseca de esta estrategia publicitaria. Seamos serios, a mí la Consejería de turno no me regala nada, simplemente administra nuestros tributos y unos resultan más beneficiados que otros. Por eso aconsejo al ciudadano que, cuando le endosen la factura-broma, les hagan llegar las declaraciones de la renta de los últimos años, un resumen del IVA que ha soportado o lo que se ha gastado en las diversas tasas, cotizaciones y demás gravámenes que nos han ido acompañando a lo largo de nuestra existencia.

Es posible que el ejemplo se extienda. Llegará el día en que nos pasen una factura en la sombra por pasear por las calles o por disfrutar de una puesta de sol. Incluso el avispado político nos espetará algo así como ‘¿usted sabe lo que cuesta mantener todo esto? Además no tiene que pagarla, solo quiero que me vote’.

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