21 de febrero de 2011

El 23 de abril

Desde el Virreinato de Castilla y León, el Consejero de Economía y Desempleo, conocido en el siglo como Tomás Villanueva, ha anunciado a sus vasallos, allá donde se encuentren y sea cual fuere su condición, que deberán abrir sus establecimientos el día 21 de abril, Jueves Santo, pero el 23 de abril, magna fiesta de la Comunidad, éstos deberán permanecer cerrados a cal y canto. El Director General de Comercio, que responde al nombre de Carlos Teresa, precisa que los comercios de menos de 300 metros cuadrados pueden abrir todos los días, nada nuevo bajo el sol ya que esto lo dice la Ley dictada por el Gobierno de España que rige los horarios comerciales.

La polémica sobre apertura de comercios se entremezcla en el tiempo con otra bien distinta, y es el concurso entre Paco Fernández y Javier Chamorro para ver quién es más chulo y más leonesista. El primero dice que va a formar grupo propio de socialistas leoneses en el Parlamento autonómico, estrategia cuya utilidad no concibo, cómo no sea para incrementar los gastos. Y el segundo un día se pone a arreglar la Cultural y al siguiente tacha de mentiroso al Alcalde. Uno se queda perplejo cuando repara, no obstante, en que ambos siguen gobernando en comandita, pero la cercanía de las elecciones tiene extraños y perversos efectos. Imagino que la lealtad, o el buen rollo, sólo dura hasta que nos tropezamos con las urnas.

Y sobre los horarios comerciales mi tesis es tan simple y primitiva como yo y se resume en que cada uno abra cuando quiera. Si es necesario proteger y amparar el llamado comercio tradicional frente al malévolo imperio de las grandes superficies, objetivo que considero cuando menos dudoso, no debe ser sacrificando la libertad de horarios, sino aplicando, en su caso, políticas de apoyo a los que puedan considerarse más débiles. No se pueden poner puertas al campo, y la economía de mercado tiene que regirse por un principio básico llamado libertad de empresa. Que las mentes egregias que gobiernan nuestros destinos desde Valladolid se califiquen de liberales mientras se empeñan en dictaminar cuándo se abre y cuándo se cierra suena ligeramente cómico. Y, lo sabemos, el 23 de abril muchos leoneses acabarán en Asturias. La única duda es si el destino será Ikea o Decathlon.

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