28 de noviembre de 2008

Fusiones

El otro día estuvo por estos andurriales el Consejero Villanueva colocando la primera piedra (qué enrollado) de la ampliación de la planta de Vestas en Villadangos. Debe anotarse que el ejemplo de esta empresa danesa, como el de Syva -donde ayer viernes inauguraba Zapatero sus nuevas instalaciones-, demuestra que, con talento y trabajo, se puede avanzar, a pesar de nuestro victimismo y de esa ojeriza que, al criterio de sesudos analistas, nos tienen en Valladolid.

Entre otras cosas el Consejero dijo que las Cajas de Ahorro tienen que fusionarse para ser más competitivas en estos tiempos de incertidumbre económica y crisis financiera. Crisis que, en el fino análisis que hace el Presidente Zapatero, tiene su origen en los Estados Unidos y en eso de las subprime, que algo tienen que ver también con la muerte de Manolete y con la caída del Imperio Romano. A mí no me parece mal que las Cajas se fusionen para ganar competitividad, de la misma forma que pienso que deberían fusionarse las Consejerías –o incluso las Comunidades Autónomas- para ser más eficientes.

La fusión de las Cajas de la Comunidad es un tema recurrente que de vez en cuando se cuela en las páginas de los periódicos pero que nunca pasa de ahí. No creo que se trate de una cuestión de tamaño ni de que la prioridad de las Cajas sea la competitividad. Simplemente las Cajas deben ser eficientes para cumplir la finalidad que les marca la Ley: destinar sus excedentes a la realización de obras sociales y contribuir al desarrollo económico y social de su ámbito de actuación, especialmente en Castilla y León. Nada más, pero nada menos. Si eso se consigue con dos, cinco o siete Cajas no me parece una cuestión prioritaria.

Pero siempre que salta el tema de la fusión todos sabemos que, en la trastienda, existen otros intereses. Por una parte, los que están dentro no quieren que les menten la bicha, pues son conscientes de que todo proceso de fusión exige sacrificios y genera, como efecto directo, inevitables “recortes de personal”. Pero también late en el ambiente la percepción de que la Junta con la fusión busca un soporte financiero como instrumento de sus políticas. Es decir, le mola tener una especie de Instituto de Crédito Oficial. En León, además, siempre se cierne la sombra de que, con la fusión, la nueva Caja se instalaría a orillas del Pisuerga.

El problema del sistema financiero en España, en general, es que a veces se pasan y otras no llegan. Son como vendedores de paraguas, empeñados en colocarte el producto cuando hace un sol de justicia y en quitártelo cuando empieza el aguacero. Pero, quizás, tenemos lo que nos merecemos, aunque resulte más fácil echar la culpa a las subprime.

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