15 de junio de 2009

El pufo

Las Navidades no están siendo tranquilas en la antigua capital del Reino. El último Pleno del Ayuntamiento de León ha sido movido, sobre todo para los del PP, que se movieron a la calle cuando el Concejal de Hacienda les recordó que el crédito de 70 millones de euros era para tapar el pufo que había dejado la época Amilivia. La expresión es fuerte, pero tampoco como para ofenderse y abandonar el Pleno. Lo ofensivo, en su caso, puede ser la gestión que generó la deuda de más de 200 millones de euros, no que te lo recuerden.

Podríamos hablar extensamente de cuándo, dónde y por quién se gestó la deuda, y aquí todos podemos ser más o menos responsables. Aunque, como siempre, unos mucho más y otros bastante menos. Pero estamos en Navidades, y hay que lanzar un mensaje de optimismo, y desear paz en la Tierra a las gentes de buena voluntad, y aquí incluimos también a los políticos.

La financiación que llega (70 millones de euros) es una buena noticia, sobre todo para los proveedores que ven la posibilidad de cobrar sus deudas. Claro que, como es natural, la deuda se incrementa, porque todos los Bancos (incluso la Compañía de Empréstitos que dirige James Stewart en Qué Bello es Vivir) cobran intereses. Pero el Plan Económico Financiero del Ayuntamiento (el PEFA, no confundir con el pufo) permite liquidez en la Tesorería Municipal y transformar obligaciones ya vencidas en deuda a medio o largo plazo. Porque para una Administración el problema crucial no es cuánto debe sino cuándo lo tiene que pagar.

Quizás hablar de pufo, que según el Diccionario de la Real Academia es “deuda cuyo pago se elude de forma fraudulenta”, sea exagerado. Pero lo que dejó el anterior equipo municipal, utilizando también una expresión coloquial, es un buen barro, y Fernández Cardo, el Concejal de Hacienda, ha tenido –seguimos con giros populares- que comerse el marrón. Puede haber decisiones discutibles, y se echa de menos un cierto consenso para ejecutar políticas de ajuste financiero, pero no puede negarse el coraje político a la hora de afrontar el mayor problema que tiene la ciudad, que es la precaria situación económica del Ayuntamiento.

Pero no nos engañemos, por mucho que estemos en Navidades y sigamos creyendo en los Reyes Magos. Los 70 millones que vienen no servirán de nada si no se actúa seriamente y con rigor sobre las fuentes de gasto: exceso de plantilla, problemas en la gestión, proyectos faraónicos, servicios impropios que prestan los Ayuntamientos, etc. Debemos exigir eficacia y austeridad al equipo de gobierno, pero también coherencia y responsabilidad al Grupo Popular. Menos rasgarse las vestiduras y todos a tirar del carro, como nos ha recordado Su Majestad.


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